Había pasado casi una hora. Zayn y yo habíamos perdido de vista a Lorena y a Louis. Vaya a saber que estarían haciendo esos dos por ahí perdidos.
Zayn había aprendido a esquiar de maravilla la vez que se marchó con Louis mientras yo estaba en el spa porque se le daba estupendamente y ambos estuvimos a la misma altura en todo momento.
Luego hubo alguna que otra caída por parte de los dos, pero nada grave. Solo risas.
Y mientras nos tomábamos un descanso (nos habíamos quitado los esquís y llevábamos las botas de nieve) visualicé unas huellas que se perdían entre los arbustos y los enormes robles.
―¡Zayn!―Le grité en voz baja.
―¿Qué?
―Ven―Lo cogí de la mano.
―¿Dónde me llevas?
―Quiero enseñarte algo que creo haber visto.
―Ver algo no involucra besarnos, ¿verdad?
Reí y sacudí la cabeza.
―No―Contesté.
―Entonces mejor lo hago ahora―Me tomó de la cintura, me dio la vuelta y me robó un beso. Tan profundo como todos los que me había dado, dejándome sin aliento una vez más―Me encantas…―Murmuró después, sobre mis labios.
―¿Yo? ¿O solo mis labios?
―Toda―Y antes de que pudiera siquiera sonreírle volvió a fundirse contra mi boca.
―Bueno, ya―Lo separé empujándolo con las manos en mi pecho. Zayn hizo pucheros que me provocaron soltar una carcajada―No tenemos mucho tiempo. La tormenta se acerca y quiero que veas esto. Seguro que te encantará.
―¿Cómo no si estás tú?
Okay, este chico sabía cómo derretir mi corazón. Pero era fuerte. En lugar de volver a besarlo le regalé una sonrisa, lo cogí de nuevo de la mano y lo guié por las huellas que había en la nieve.
Pero cuando llegamos, lo que fuera que era aquello salió corriendo y apenas tuvimos tiempo de verlo. Aposté por un alce.
―Vaya…―Dijo Zayn.
Yo puse morritos.
―Quería que lo vieras―Me quejé, molesta.
―¿Te has enfadado?
―Sí―Contesté, cruzándome de brazos.
―¿Con quién? ¿Con el animal?
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