Cuando volvimos dentro nos acomodamos de nuevo y Zayn me prometió susurrarme cosas bonitas al oído hasta dormirme.
Cuando desperté encontré a Zayn junto a mí, mi espalda contra su pecho, uno de sus brazos sirviendo como almohada para mi cabeza mientras que el otro me abrazaba. Era, probablemente, la forma más romántica en que me habían abrazado. Y también la forma más romántica en que jamás había dormido.
Abrí los ojos, la luz del sol, en vez de nieve, se filtraba por las grietas.
―Sobrevivimos…―El susurró de Zayn en mi oreja me hizo estremecer. Volví a cerrar los ojos, me encogí y sonreí. Luego me di la vuelta y le planté un beso en los labios.
―Buenos días―Le dije.
Él me dio otro beso.
―Buenos días.
―Deberíamos empezar con nuestra señal de fuego, ¿no?―Antes de que respondiera me di la vuelta otra vez para rebuscar algo en la maleta.
―Sí―Contestó él. Pero ninguno de los dos se movió.
Seguidamente sentí el contacto de sus labios detrás de mi cuello. Dos besos repletos de placer. Cerré los ojos y me mordí el labio inferior. Bajó con dos besos más. Luego me besó la barbilla y la mejilla.
―Se que suena de locos pero voy a extrañar esta noche.
―Yo también… Quizás podamos repetirla en el depa.
―Me encantaría.