Capítulo 42

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Estaba a punto de echarme a llorar. Sentía el orgasmo venir por todas partes, pero me aterraba la idea de pensar que sería el último que compartiría con Zayn.

Lo abracé con todas mis fuerzas, escondí la cabeza en su cuello y le susurré entre lágrimas, a punto de explotar:

―No te vayas… Quédate, por favor. ―Mi voz fue atronadora para él. El corazón le palpitó con fuerza. Sintió que de un momento se rendiría, pero aquello no podía ser, las cosas no eran tan simples como decir: “Sí, me quedo.” Había toda una historia detrás. Zayn tenía a toda su familia en Paquistán, a sus amigos, sus estudios, sus cosas… En Inglaterra solo tenía a una chica de dieciocho años que se había quedado perdidamente prendada de él desde el primer momento.

―Lo siento…―Susurró como contestación, y mientras sentía el éxtasis recorrer mi cuerpo, me ahogué en el orgasmo. El peor orgasmo de toda mi vida, en el que sentí de todo menos placer. Las lágrimas se derramaron por mi cara sin poder contenerse ni un segundo más. Lo  estaba perdiendo. Zayn se iba. Lo iba a perder, y no iba a poder convencerlo de que se quedara conmigo. No había más que hacer. ¿Por qué razones iba él a dejarlo todo por la chica a la que amaba? Era solo amor. No su vida. Su vida estaba en la otra punta del mundo.

Me dejé caer en el colchón. Zayn tenía la cabeza escondida en mi cuello. Me aparté lentamente de él, sin hacer movimientos bruscos y tratando que el cabello me ocultase las lágrimas. Coloqué las manos en el pecho de Zayn y lo empujé con cuidado. Él cayó al otro lado de la cama e inmediatamente rodé sobre mi cuerpo para darle la espalda, acurrucarme en las sabanas y llorar desesperadamente.

―___...―Oír su voz, con aquel tono lleno de preocupación, muerto de lástima, me hizo sentirme desolada, avergonzada y deplorable. ¿Cómo podía estar pasándome todo aquello por un simple chico? Era de locos, tan de locos que empezaba incluso a sentir las brechas que se me abrían en el corazón, literalmente.

Noté su mano en mi cintura, deslizándose hacia abajo y rodeándome el vientre para abrazarme. Le cogí la mano y la aparté de mí.

―____, por favor…

―Déjame―Le pedí en un sollozo―Solo quiero dormir. Para siempre.

Intercambio de SofásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora