Capítulo 34

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Nuestra ropa se encontraba toda en el suelo; pantalones por allí, bragas por allá, bóxers sobre la mesa, camisetas a los pies del sofá y nuestros cuerpos desnudos pegados el uno al otro.

Besé el pecho de Zayn mientras él gemía y me acariciaba. Dejé varios besos en su cuello, luego bajé por sus pectorales y besé su ombligo. Su abdomen era una tentación. Pasé los dedos por encima y reseguí las líneas negras de sus tatuajes. Volví a pegar mis labios a su piel y él jadeó. Ascendí por su cuerpo hasta volver a encontrarme con su boca y mientras me dejaba besar apasionadamente noté como estiraba un brazo hacia la mesa que había frente al televisor, como abría uno de los cajones y sacaba algo del interior.

Amaba poder sentirlo tan cerca de mí, que no hubiese nada que nos impidiese ser uno los dos. No quería separarme de él jamás. Me daba igual si apenas éramos unos desconocidos que tendrían que separarse en una semana. En aquel momento solo quería disfrutar con él, entregarle todo lo que tenía para darle, besarlo hasta desgastarle los labios y decirle lo muy enamorada que llegaba a estar de él, de su cuerpo y de su forma de ser.

―Espera…―Jadeó.

Me aparté levemente y le di un espacio de tiempo para abrir el preservativo y ponérselo. Luego lo miré a los ojos y acaricié su cabello, echándolo hacia atrás.

―No me dejes nunca―Le susurré, escondiendo la cabeza en su cuello y empezando a besarle con sensualidad la curva que había allí. Le revolví el cabello con una mano, le lamí el lóbulo de la oreja y le besé la parte de atrás.

―Nunca―Contestó.

Sus manos en mi cintura me instaron a deslizarme sobre su cuerpo. Poco a poco me dejé llevar y cuando sentí su miembro entrar en mí, gemí, casi gritando, sin poder controlarme.

―Aún estás muy estrecha, ____... Avísame si te duele, ¿vale?

Su voz contra mi oreja me puso la piel de gallina.

Asentí con la cabeza y lo besé de nuevo en la boca. Aún dolía, por supuesto, era la segunda vez que experimentaba algo como tener un miembro como el de Zayn dentro de mí pero me armé de valor y lo soporté. Solo fue durante los dos primeros minutos. Zayn controlaba sus movimientos para no hacerme daño. Entraba y salía poco a poco, preguntándome cada vez si me encontraba bien, cómoda. Cuando lo insté a aumentar su velocidad, noté como cada vez el dolor se hacía más pequeño y el placer más grande.

―Ahhh…―El gemido escapó de mi boca.

Alcé la cabeza, cerré los ojos y rodeé la cabeza de Zayn con mis brazos. Sus manos subieron por mi espalda hasta llegar a mi rostro. Lo cogió y me obligó a mirarle. Apenas podía, lo que estaba sintiendo estaba dejándome sin aliento.

―____, bésame.

Obedecí sus ordenes como si fuera su esclava, su sumisa. Enganché mis labios a los suyos, besándolo con pasión y apretando con fuerza mi cuerpo contra el suyo. Zayn dobló las piernas para hacerme más fácil el movimiento de entrada y salida contra su miembro. Volví a gemir más alto.

―Shhh―Zayn colocó un dedo en mis labios y yo sonreí.

Volví a besarle las mejillas, la nariz, la frente, los ojos, los labios, la barbilla, el cuello… Pegué mi mejilla a la de Zayn, transmitiéndole el ardor que tenía en ellas y lo escuché respirar agitadamente. Siguiendo el sincronizado ritmo de los empujes que Zayn ejercía con su pelvis me hizo querer ir más deprisa. Jadeé en cuanto traté de incorporarme y de sentarme sobre su pelvis, con la espalda contra sus piernas pero Zayn volvió a atraerme hacia sí, manteniendo cada centímetro de su piel pegada a la mía.

―Despacio, _____. Hagámoslo bien―Susurró.

―Pero…

―Quiero disfrutar al máximo cada segundo contigo. Relájate, ¿vale? ―Pasó dos dedos por mi mejilla y lo miré con suplica. No obstante, cedí a sus peticiones y volví a recostarme sobre su pecho mientras las entradas y salidas no cesaban―Yo me encargaré de que llegues.

Me besó de nuevo. Un beso suave como un pétalo de rosa. Supe que se estaba conteniendo cuando se hundió lentamente en mi boca, casi como si temiera asustarme.

Cuando me rozó con la lengua el labio inferior, tanteando la entrada en mi boca, la abrí.

Aquella noche no había otro lugar en el mundo en el que quisiera estar que no fuera allí, con él. Quizá no significara que fuéramos a estar juntos para siempre pero cada vez que él me acariciaba sentía que la unión entre nosotros se hacía más y más fuerte. Como si una Enea invisible hubiera permanecido desde siempre entre nosotros, inalterable al hecho de que pronto volveríamos a separarnos tal y como estuvimos tres semanas atrás, cuando aún no nos conocíamos.

Zayn gimió y mi nivel de excitación aumentó. Por fin sentí que sus penetraciones crecían y se iban haciendo cada vez más intensas, cada vez un poco más.

Bajó mi cuerpo estaba el suyo, con el pecho empezando a cubrirse por pequeñas gotitas de sudor. Tenía el pelo revuelto, estaba totalmente despeinado, lo que quería decir que para mí estaba tremendamente sexy y deseaba quedarme de aquella manera con él hasta el fin de mis días, haciéndole el amor una y otra vez.

Finalmente Zayn me permitió erguirme y quedar sentada sobre su masculinidad hundida en mi vagina. Me agarró los muslos y yo coloqué las manos en su pecho.

Suspiró sospechosamente, como si el placer hubiese aumentado para él. Tenía los ojos abiertos, el contrario a mí, y me miraba con asombro mientras movía las caderas sobre él. Sabía que verme de aquella manera era increíble para él, podía verme el rostro, observar mis expresiones y ver el modo en el que se me separaban los labios para tratar de tomar aliento.

―Ahh, Zayn…―Gemí―Te siento vibrar…

Con un gruñido, levantó las caderas y luego trató de incorporarse él.

―Estoy a punto de llegar…

―¿De verdad? ―Pregunté con una sonrisa.

―De verdad, _____―Me besó los labios una vez más y volvió a dejarse caer en el sofá.

Zayn no creía que pudiera aguantar mucho más y yo sentía que iba por el mismo camino. Sin darme cuenta, había colocado una mano entre mis piernas y había deslizado el dedo corazón hasta el clítoris.

―Zayn, no… No hagas eso. No puedo aguan… ¡Oh, Dios! ―El placer iba en aumento a una velocidad vertiginosa. Pensé que iba a perder la razón.

Con un grito ahogado me desmoroné encima de él. Entonces, con la boca abierta sobre su hombro, le dejé un beso y minutos después le dejé un embriagador chupetón.

El pequeño dolor que aquello le causó le hizo alcanzar la cima del placer y perdió el control. Me agarró el trasero y se hundió con fuerza en mí, gruñendo ante las sensaciones de su propio orgasmo y las oleadas de placer que iban y venían.

Mi corazón palpitaba con demasiada fuerza contra mi pecho. Incluso dolía. Mi cabeza estaba escondida en el cuello de Zayn y mi respiración incontrolable chocando contra su piel desnuda.

―Eh―Susurró mientras me apartaba el cabello de la cara para poder verme el rostro. Yo seguía sin abrir los ojos―¿Te encuentras bien?

―Mmmmrrmf…

―¿Qué significa eso? ―Preguntó entre risas.

―Que estoy bien―Abrí los ojos, sonriendo― Mucho mejor que bien.

Lo abracé, acurrucándome en su cuerpo. Zayn me besó la frente.

―Hueles muy bien así, todo sudoroso―Le confesé. Zayn volvió a reír.

―Tú también―Contestó―Casi tanto como para comerte.

No pude hacer otra cosa más que sonrojarme y sonreír contra su cuello.

Intercambio de SofásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora