Capítulo 16

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Estaba en clase, tratando de concentrarme en las palabras del profesor y de alejar cualquier pensamiento relacionado con Zayn pero era algo como imposible porque emprendía una lectura y en cuanto veía la zeta pensaba en Zayn, en cuanto veía la eme pensaba en Malik. Luego revisaba mis apuntes y había más corazones con una Z en el interior que texto referente a la materia que estábamos dando. Era patético.

Había que tener en cuenta que la noche anterior, después de llegar a las tres a casa y de compartir algunos besos más con aquel chico que me traía loca, cada uno durmió en su respectiva cama.

No entendía como podía enamorarme tan rápido de alguien como lo estaba haciendo de Zayn. No sabía si era real pero una parte de mi quería hacerlo todo con él. Quería estar cada segundo con él. Quería sentirse con él. Yo quería conocerlo y explorarlo todo con Zayn, todo lo relacionado al amor. Hacerlo absolutamente todo.

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Al día siguiente habíamos acordado todos en ir a esquiar juntos. La verdad es que todo había sido a petición de Zayn, quien al parecer se moría de ganas de ir a esquiar conmigo. Me había acorralado en la pared la  noche antes y me había estado haciendo pucheros, poniendo caras de niño bebé y dándome besitos por toda la cara para que le dijera que sí.

Y al final consiguió convencerme.

Íbamos todos en la furgoneta de Louis. Se salió de la carretera principal y siguió un sendero cubierto de nieve. Se detuvo en una parada que parecía ser un claro vacío. Louis conocía muchos lugares por los que se podía esquiar sin tener que seguir las señales de las pistas. Además, por allí apenas pasaba gente. Estaríamos más tranquilos.

El día se había vuelto gris, era la promesa de más nieve flotando en el aire aunque la visibilidad aún era buena. Esa era la belleza del esquí. Nada nos podía apagar.

Cuando Louis apagó el motor, los cuatro bajamos y nos fuimos a la parte de atrás para agarrar los esquís, las botas y una maleta con algo de comida –en general barritas energéticas y botellas de agua-. El deporte requería mucha energía y no había pequeñas tiendas de café cerca.

En cuanto miré a Zayn pude ver la emoción en sus ojos de poder esquiar conmigo. Me sonrió, se acercó, me ahuecó una mejilla en su mano, yo le cogí la muñeca y compartimos un beso.

―Va a ser un día increíble―Me dijo.

―Eh, vamos―Habló Lorena―Hay que apurarse. Han dicho que caerá una tormenta de nieve en pocas horas. Tenemos que aprovechar el día.

Zayn volvió a mirarme y me cogió de la mano. Sentí un disparo de emoción. A pesar de que compartíamos besos como si fuéramos una pareja y de que éramos unos tortolos viviendo de las caricias el uno del otro cada vez que Zayn me tocaba yo salía volando.

Algo había cambiado definitivamente entre los dos la noche de la fiesta y yo estaba dispuesta a disfrutar todo el tiempo que tuviera con Zayn. Incluso estaba pensando en dejar las clases. Zayn me estaba llevando a un extremo que desconocía de mi misma. Era asombroso y a la vez temeroso.

Empezamos a adentrarnos entre los árboles.

―¿No nos perderemos?―Preguntó Zayn.

―Louis conoce muy bien este sitio―Le contesté―De hecho, todos lo conocemos pero él tiene más sentido de la orientación que yo. Pero igualmente no me pierdas de vista.

Su sonrisa se amplió.

―No pienso hacerlo.

Mientras Lorena y Louis dejaban caer en la nieve sus esquís y empezaban a preparar las cosas yo me quedé mirando a Zayn. Sus mejillas estaban sonrojadas y no se había afeitado esa mañana. Quise quitarme los guantes y pasar mis manos por su barbilla, dejar que su vello me hiciera cosquillas en la piel. Mejor aún, ponerme de puntillas para darle un beso y sentir las cosquillas en mi mentón y las mariposas en mi estómago.

De repente, el brazo de Zayn me rodeó y me jaló hacía él. Giró en un círculo hasta que caímos detrás de un imponente pino. Mi grito se mezcló con risa y él se alegró de haberme hecho reír.

―Ya es la tercera vez que acabo sobre ti―Le dije, colocando mis manos enguantadas en sus mejillas.

―Me gusta que estés sobre mí―Confesó―Así puedo hacer esto―Y la conversación fue interrumpida cuando una de sus manos se colocó en mi nuca y acercó mi rostro al suyo, robándome un beso lento y profundo.

Me perdía en sus labios, en su sabor… En todo él.

Cuando se echó hacia atrás, dijo:

―No recuerdo si te dije que tenía una lista de cien cosas que hacer antes de morir, pero una de ellas era besar a una chica en la montaña.

―Oh, bueno, eso podías haberlo conseguido sin apuntarlo en la lista―Sonreí rozando mi nariz con la suya.

―¿Ah, sí? Entonces voy a repetirlo, si no te importa―Y elevó un poco la cabeza para volver a atrapar mis labios, los cuales se encontraban formando una hermosa sonrisa. Envolvió sus brazos a mi alrededor y yo estiré los míos mientras me fundía en su boca para quitarme uno de los guantes y poder meter mis dedos entre su pelo.

La voz de Louis se interpuso en el momento. Con un gemido como queja Zayn rompió el beso y se inclinó a un lado.

―¡Ya vamos!―Volvió la mirada hacía mí―Podría quedarme aquí besándote el resto del día.

Y él no se hacía una idea del tiempo que yo podría quedarme envuelta entre sus brazos y siendo la esclava de sus labios.

―No necesitas estar aquí para besarme―Le dije―Puedes hacerlo en cualquier momento y en cualquier lugar.

Abrió los ojos, más, dejando ver el brillo en el color marrón que los diferenciaba de los de Louis.

―¿En serio?

―Ajá.

―Es que tampoco quiero ser muy molesto, porque si por mi fuera te estaría besando las veinticuatro horas del día.

Intercambio de SofásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora