―¿Dónde está mi bebé? ―Grité dando vueltas en la cama.
Había dormido abrazada a Zayn con el plus del nuevo cachorrito entre nosotros. El pobre estaba muy asustado y en cuanto lo habíamos dejado tendido en una mantita al lado del fuego a tierra se había puesto en pie y había corrido hasta mí, suplicándome que lo llevara con nosotros.
Zayn no tenía ningún problema con meterlo en la cama. Estaba limpio y olía a champú, así que lo coloqué entre nosotros y lo dejé dormir envuelto entre las sábanas blancas.
En cuanto me levanté por la mañana, Hamlet no estaba allí. Había tardado un buen rato en ponerle nombre, pero finalmente y con la ayuda de Zayn me decidí por aquel; Hamlet. Me parecía bonito y a ambos nos gustaba.
Abrí los ojos y solo vi a Zayn durmiendo boca abajo con el pelo revuelto y las mejillas hinchadas. Los labios entre abiertos y respirando pacíficamente. Era casi tan mono como el perrito.
―¿Y mi bebé? ―Volví a repetir paseando la mirada por toda la cama.
―Aquí…―Murmuró Zayn, levantando la mano y zarandeándola, como si quisiera llamar mi atención.
No recordaba haber llamado a Zayn con aquel nombre pero aún así, Zayn era mi hombre. Los bebés ya vendrían más tarde.
―Tú no eres mi bebé―Le recriminé riendo y revolviéndole el pelo.
Entonces abrió los ojos y alzó la mirada hacia mí.
―¿Entonces quién soy?
―Mi hombre―Contesté, y volví a tenderme en la cama para pegarme a él―¿Me abrazas?
La expresión de él se suavizó y desperezó. Esbozó una agradable sonrisa y me contestó en un susurro.
―Siempre.
Me rodeó por la cintura y me atrajo contra su cuerpo. En esa posición, pecho contra pecho, con las piernas enredadas, no podía evitar sentirme en el cielo.
Le di un beso en los labios.
―Buenos días…―Murmuré contra su aliento―¿Has visto a Hamlet?
―Hace como una hora algo se dedicó a pasearse por mi espalda―Se quejó con gracia y no pude evitar reír―Supongo que sería él.
A pesar de haber estado asustado al principio, después que nos hubiéramos acurrucados los tres entre sí, había empezado a moverse y a lamernos la cara. Se había desatado y al parecer era un cachorro de lo más movido.
―¿Hamlet?
Fue gritar y él perrito ladró. Me incorporé un poco sin permitir que Zayn me soltase y busqué por la habitación con la mirada. En cuanto lo encontré no pude evitar llevarme una mano a la boca y reprimir una risita.
Hamlet se estaba divirtiendo en un rincón de la habitación mientras jugaba y mordía uno de los bóxers de Zayn. No sé de donde los había sacado pero al parecer disfrutaba como nunca.
―Zayn…―Le di un golpecito en el brazo sin dejar de ver la escena con gracia―Creo que Hamlet tiene entre los dientes algo que te pertenece.
Zayn frunció el ceño y se irguió después de pasarse una mano por la cabeza. En cuanto lo vio, soltó un grito dominante y abrió dos ojos colosales.
―¡Mis bóxers! ―Se levantó de la cama torpemente al instante mientras yo reía en la cama y corrió hasta el perrito.
Cuando cogió la prenda de ropa interior, Hamlet volvió a atraparla con los dientes y empezó a gruñir, impidiéndole a Zayn que la cogiera.
―Hamlet, suelta mis bóxers…―Le ordenó en un intento sin mucho éxito.
Mi bebé se limitó a ladrar y a enseñarle los colmillos.
―Creo que no va a hacerte caso―Le indiqué a Zayn cubriéndome con las sábanas casi hasta el cuello. Estaba muerta de frío y siempre que Zayn abandonada la cama quedaba un vacio horrible.
Zayn me fulminó con la mirada desde su posición.
―Podrías echarme una mano, ¿no crees, cariño? ―Me replicó seguidamente.
―Hamlet―Dije entonces―Hamlet. ¡Hamlet! ―Cuando tuve su atención, lo miré fijamente, haciéndole saber quién era su dueña y a quien tenía que obedecer―Suelta los bóxers de Zayn y ven aquí ahora mismo.
Fue decirlo, di varias palmadas y el cachorro dejó a Zayn en paz para venir corriendo hacia mí. Saltó sobre el colchón y se me tiró encima cariñosamente.
Zayn miraba su prenda cogiéndola con dos dedos e hizo una mueca no muy agradable, estaba despedazada.
―Mira lo que le ha hecho tu bebé a mis bóxers. ―Me dijo dirigiendo la prenda hacia mí con indignación.
No pude evitar soltar una risita y negar con la cabeza.
―No es para tanto…
―No, claro que no. ―Me aseguró él con ironía― Él me rompe mis bóxers y luego tú lo acurrucas entre tus brazos y le das cariño. ¿Y yo qué? Aquí parado como un vagabundo sujetando mis…―Volvió a examinar sus bóxers―A esto ya no se le pueden llamar bóxers.
―Anda, no digas tonterías. Ven aquí.
Golpeé el colchón a mi lado y lo insté a venir de nuevo conmigo. Mientras se acercaba con una dulce sonrisa, Hamlet gruñó. Le di un golpecito en la cabeza y le pedí que respetase a Zayn. No supe si me había entendido o no, pero se echó a un lado y se metió bajó las sabanas.
Zayn subió a la cama y esta se hundió bajo su peso. Se colocó sobre mí y me pegó sus labios a los míos instantáneamente.
―¿Te apetece una guerra de bolas de nieve?―Susurró sobre mis labios mientras me acariciaba el cabello y miraba mis ojos.
―Me encantaría―Respondí.