Capítulo 64

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Stephanie había ido en dirección a la barra nada más llegar, y cómo no, me había enlazado por el brazo y me había arrastrado con ella mientras pasaba por el lado de un grupo de chicos de nuestra edad moviendo el **** de una manera que me pareció demasiado erótica. Los saludé con una sonrisa en cuanto ellos me miraron y rieron. Luego les giré la cara y me encargué de ser yo quien guiara a Steph.

―Vamos a por algo de beber―Le insistí.

―Claro, pero espero que no seas tan ****a como para sólo pedirte un vaso de agua.

Me acechó con la mirada y yo rodé los ojos. Stephanie siempre tan graciosa. JA-JA. Tenía pensado pedirme algo más interesante que agua, pero tampoco una bebida que pusiera mi mundo boca abajo y me hiciera darme la vuelta y levantarme la falda delante de todos los chicos que había allí. No sería la primera vez que le pasaba a Steph si era ella quien lo hacía. El trimestre pasado fueron como tres o cuatro las veces que tuve que impedirle la entrada al dormitorio a un grupo de chicos que iban borrachos hasta las trancas siguiendo los movimientos hipnotizantes del **** de Stephanie.

―Toma―Cuando me di cuenta, Steph me estaba tendiendo una bebida.

Me había distraído mirando alrededor, y como no, la rápida de mi amiga se había encargado de pedir por mí.

―¿Qué es? ―Pregunté, agarrando el vaso de tubo.

―Ah, pruébalo y lo sabrás―Me guiñó un ojo y fue ella quien se bebió cerca de medio recipiente de un solo trago.

Temiendo que fuera a perder el control después de aquello, primero acerqué el olfato  comprobé que era alcohol, cómo no. Luego pensé que por una vez no pasaba nada, así que me lo llevé a los labios y empecé a beber.

―¡Vamos a bailar, corre!―Steph me cogió de la mano y tiró de ella hasta arrastrarme al centro de la pista casi por obligación.

―Steph, prefiero…

―¿Prefieres qué? ―Gritó por encima de todas las voces. La música estaba demasiado alta y sonaba una canción que jamás había escuchado en la radio. ―¿Esperar a Zayn? No seas ****a. En cuanto llegue él no podrás disfrutar. Vamos, ___. Muévete, disfruta. Estamos aquí para eso―Levantó su bebida y pegó un grito. Varios chicos se giraron para mirarla y ella les guiñó el ojo.

―Pero…

―Oh, Dios, ___. ¿Cómo puedes ser así? ―Me miró casi con exasperación―¿Qué demonios te pasa? ¡Diviértete un rato, mujer! Toma―Antes de que pudiera detenerla, mezcló parte de su bebida con la mía y mi vaso volvió a estar lleno hasta arriba.

―Acabarás emborrachándome y tú serás la única responsable de todo lo que haga.

Ella rió a toda voz.

―¡Eso es lo que pretendo! ¡Emborráchate! ¡Olvídate por una vez en tu vida de todo y de todos! ¡Vamos!

―¡Otro!―Grité, luego empecé a reírme y me tambaleé hacia atrás. El chico que tenía pegado a mi espalda me sujetó y me rodeó por la cintura.

―¡Epa!

―¡Steph, maldita sea! ¡¿Quieres traer de una vez lo que te he pedido?!

―¡Espe…!―Stephanie se tropezó y cayó de bruces al suelo. Los chicos a su alrededor empezaron a reír, pero las carcajadas que más se oían eran las suyas propias. Un chaval un par de años mayor que ella la agarró para ayudarla a levantarme y como agradecimiento, ella le plantó un beso en los labios. Ya era el cuatro o el quinto al que había besado. Había pasado una hora y media desde que habíamos llegado y Zayn aún no había aparecido. Habría empezado a preocuparme hacia rato, e incluso me habría molestado en llamarlo al móvil, pero en las circunstancias que me encontraba, Zayn era la última de mis preocupaciones.

Intercambio de SofásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora