Capítulo 20

147 8 0
                                    

Solté un grito cuando vi como un helicóptero apareció de la nada y empezaba a aterrizar. Me tiré a los brazos de Zayn. Él soltó una carcajada por mi alegría. Me levantó, dándome vueltas alrededor y plantó un beso sobre mi boca.

Después de eso, llamé a mi madre inmediatamente. Y para colmo de lo que había pasado, estaba la televisión allí. A mí, que no me gustaban las fotos, tenía cámaras y micrófonos empujando de un lado a otro cuando el helicóptero aterrizó en la estación de esquí.

Había sido acosada por periodistas repitiéndome una y otra vez que como demonios nos habíamos perdidos, que qué nos había pasado, que qué habíamos hecho… Que si éramos novios. Y ninguno de los dos sabía que responder a esa última pregunta.

―Eh, mira―Louis señaló la televisión cuando estábamos cenando―Eres famosa.

Miré a la pantalla y vi a todo el mundo saliendo del helicóptero de rescate. Zayn parecía calmado y relajado, sonriendo y asintiendo a los reporteros. La chica que iba con él parecía…

―Oh, Dios mío. ¡Me van a tomar por psicópata con esas pintas! Y si mi madre ve eso… No quiero imaginarme como se va a poner―Luego miré a Zayn―¿Cómo puedes verte tan bien si yo me veo como… ¿mierda?―Señalé la televisión.

―No digas tonterías. Te veías como una superviviente.

―Bueno, ya que habéis pasado todo este susto, ¿Os apetece que volvamos a esquiar mañana?

Zayn y yo abrimos los ojos como platos.

―Estás loca, ¿no?―Le reprimí―Después de esto no creo que vuelva a esquiar en mi vida, Lorena. Al menos no sola.

―Estabas conmigo―Se quejó Zayn.

―Pues tú y yo no podemos volver a ir a esquiar juntos.

―¿No dijiste que repetirías todo lo que ocurrió?

―Sí, pero en casa.

―Un momento―Louis y Lorena alzaron las cejas―¿Qué demonios habéis hecho mientras estuvisteis en el granero?

Suerte que todos desconocían lo que ellos habían estado haciendo.

―Nada―Respondimos los dos al unísono. Ellos nos miraron raro―Y yo estoy deseando llegar a casa y tirarme en la cama―Terminó Zayn.

                                                                                   ●●●

En cuanto llegamos a casa, Zayn cayó sobre la cama. Sonreí por el cansancio que el pobre llevaba encima. La verdad era que yo estaba peor que él pero tenía que ponerme al día con los estudios. Recuperar lo que había perdido en dos días. 

Me senté en mi escritorio y empecé a leer todos los apuntes que me habían pasado algunos de mis compañeros de universidad, y descubrí que tenía un examen en menos de veinticuatro horas. Estupendo.

El problema era que mi mirada seguía divagando sobre Zayn tirado boca abajo sobre la cama con la almohada sobre su cabeza. Todavía llevaba la misma ropa pero lo encontraba irresistible.

Lo que me desconcentraba era que nunca estuve distraída cuando había estado estudiando con Harry. Nunca.

Y todo lo que Zayn estaba haciendo era dormir de mala manera. Él ni siquiera roncaba. Ni una sacudida. No estaba intranquilo. Podía oír su pacifica respiración desde mi sitio. Era hermoso. No quería dejar de mirarlo. No podía. Solo quería caminar hasta allí y tumbarme sobre él. Sentir ese bulto que siempre estaba en su entrepierna y sus brazos a mí alrededor. Sostenerlo y dejar que el me sostuviera a mí.

Intercambio de SofásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora