Capítulo 44

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―Lorena―La voz de Zayn sonó tan destrozada, tan consumida por la preocupación que Lorena llegó a pensar que lo mucho que le afectaba aquello acabaría haciéndole daño de verdad, tanto a él como a ____―¿Sabes dónde está ____?―Preguntó a continuación, casi plegándole por la respuesta―Me he levantado esta mañana y no estaba en la cama… en el apartamento. He buscado por todas partes pero, pero no la encuentro, no la he visto en todo el día y necesito saber que está bien, que no le ha pasad…

―Zayn―Lorena pronunció su nombre con la intención de tranquilizarlo al hacerlo―Zayn, tranquilo. Está conmigo. ―Le respondió, y escuchó a Zayn soltar un enorme suspiro al otro lado del teléfono―No te preocupes, ¿de acuerdo?

―¿Pero está bien? ―Pese a lo que acababa de hacer, pequeñas gotas de inseguridad, ganas de tenerla entre sus brazos y saber que realmente estaba allí lo seguían consumiendo por dentro―¿Le ha ocurrido algo?

Lorena desvió una mirada hacia el pasillo. Hacia como diez minutos que ___ se había metido en la ducha y probablemente, ahora estaría cambiándose para ir a la cama. Tenía decidido que no quería ver a Zayn por más que su corazón la empujara a regresar al apartamento.

―No. La verdad es que no…―Dijo con suavidad―Solo está…―Respiró hondo―Creo que no puede con la situación, Zayn.

Él comprendió perfectamente a que se refería, porque él tampoco podía con lo que se cernía sobre ellos. Maldijo a la distancia una y otra vez, la odió, se preguntó porque existía algo tan horrible como aquello. ¿Porqué las cosas tenían que ser de aquella manera? Si pudiera, tenía claro que se quedaría con ____, a su lado, para siempre, pero tal y como eran las cosas en aquel mundo, en aquella vida, lo único que podía hacer era coger un vuelo para regresar a su país y continuar con su vida.

―Dile que regrese, por favor…―Le suplicó, sintiendo casi por primera vez como el corazón se le encogía y las lágrimas se acumulaban en la base de sus ojos. Él nunca había llorado por una chica, casi nunca había llorado por cosas sin sentido, era un hombre, pero… ¿Quién demonios había dicho que los hombres no lloraban? ¿Quién había dicho que los hombres que lloraban eran más débiles? Los hombres eran humanos, tal y como las mujeres, y tenían todo el derecho del mundo a actuar como ellas sin ser juzgados, y viceversa. La sociedad apestaba, pensó. La única cosa que valía la pena allí era una chica, y llevaba el nombre de _____.

―¿Crees que no he tratado de convencerla, Zayn? ____ es demasiado cabezota.

Zayn se pasó una mano por el cabello, casi desesperado.

―Está bien…―Dijo luego, finalmente―Si eso es lo que ella quiere, no quiero forzarla a nada, solo…, solo hazle saber que necesito verla una última vez… para decirle todo lo que siento. Creo… Creo que con eso tendré suficiente―Trató de forzar una sonrisa, pero la mentira que acababa de decir no ayudó. Nunca tendría suficiente de ____ y con decirle simplemente que la quería seguidamente de un adiós no sería suficiente ni por asomo. Suspiró conteniendo el llanto.

Lorena notó lo mucho que él la quería en su tono de voz, en su respiración, y le dolió incluso a ella que una relación tan bonita como la que habían llevado se fuera al traste de esa manera. Quiso ayudar fuera como fuera.

―Zayn, estoy segura de que podréis mantener esto si los dos ponéis de vuestra parte. Convenceré a ___ para que hable contigo. Hay muchas relaciones que se mantienen a distancia y funcionan de maravilla, vosotros no tenéis porque ser la excepción.

―Ojalá pudiera creerte, Lorena…

―Solo tienes que poner un poco de tu parte, y ella un poco de la suya. Es así de simple. Te prometo que mañana ____ estará contigo.

Y Zayn deseó creerla una vez más, como si su filosofía se basara en las esperanzadas palabras de Lorena.

Intercambio de SofásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora