Capítulo 59

80 2 0
                                    

A la mañana siguiente, nos levantamos tempranos, hicimos la cama y ordenamos todo el departamento. En cualquier momento llegarían Steph y Giselle y no les gustaría nada encontrarse el departamento patas arriba después de descubrir que Zayn había estado alojándose allí todas las navidades. Steph quizá reconsideraría la situación y sería razonable, pero Giselle, se volvería loca si supiera que Zayn había estado durmiendo en su cama y que habíamos estado en ella más de una vez haciendo el amor.

―¿Café?―Preguntó Zayn desde la cocina mientras yo abría los ventanales del balcón para que al menos, Hamlet pudiera salir a respirar algo de aire fresco.

―No. Leche sola. Gracias―Contesté.

Cinco minutos después, me senté a la mesa, frente a Zayn y desayunamos varias tostadas untadas de mantequilla y mermelada. Hamlet ladró cuando visualizó a varias personas afuera, en los jardines de la residencia. Todas ellas acababan de salir a pasear a sus perros y él estaba celoso.

―¡Cinco minutos! ―Grité yo mientras masticaba un trozo de pan.

Hamlet se dio la vuelta, saltó del balcón al interior del piso y corrió hasta mí para luego subirse sobre mi regazo. Se puso de pie y colocó las dos primeras patitas sobre el borde de la mesa, mirando todo lo que había sobre ella desde su posición, con la lengua fuera.

―Lo siento, campeón, pero esto no es para ti―Le contestó Zayn, apartando varias galletas que había en un plato.

Hamlet le ladró y luego le gruñó.

―Te lo dije―Susurró Zayn mirándome a los ojos―No me quiere.

―No me extraña. Yo tampoco te querría si no me dieras de comer. ―Le lancé una mirada graciosa y mordisqueé la tostada que sujetaba entre mis dedos.

―Es decir, solo me quieres por los intereses, ¿no?

―Sí, probablemente―Contesté.

Zayn negó con la cabeza, irritado, lo que me hizo reír y al final acabamos los dos entre risas.

Cuando terminamos de desayunar, sacamos a Hamlet a pasear, ya que no dejó ni siquiera que recogiéramos las tazas y los platos.

En los jardines nos encontramos con Louis, quien cargaba un montón de cajas entre los brazos. El susodicho nos informó de que estaba volviendo a mudar todas sus cosas de la casa que compartía con Lorena al apartamento que solía compartir con Harry y un chico del que yo desconocía su nombre.

Al volver a nuestro depa, recogimos la cocina y la dejamos como los chorros del oro. Nos dejamos caer sobre el sofá, pusimos la televisión y nos acurrucamos el uno en el otro. El invierno seguía allí y hasta que no pasaran al menos tres meses, tendríamos que seguir acurrucándonos entre mantas y más mantas.

Cuando menos nos lo esperábamos, la puerta del departamento se abrió y una Stephanie con el pelo más corto y más morena apareció como de la nada.

―Dios mío. Estas viva―Grité en tono socarrón mientras fingían sorpresa. Steph se había esfumado del mapa sin siquiera decir nada.

―Y tú sigues aquí―Abrió la boca y señaló a Zayn, realmente impresionada―¿Qué está pasando?

―Ha alargado su estancia―Contesté con tranquilidad. Sabía que Steph lo entendería. En algún caso, lo más probable, es que hablara por hablar y se le fuera la lengua, pero por lo demás, estaba segura de que Steph actuaría como si no pasara nada.

―¿Y cuando te marchas? ―Dio varios pasos más al interior del departamento y dejó varias maletas sobre la mesa.

―Aún no lo sé―Contestó Zayn.

Pero no te preocupes―Intervine de nuevo―No se va a quedar aquí durmiendo.

―Ah, claro. Si Giselle se entera de que ha estado durmiendo aquí mandará que le cambien las sabanas, el colchón e incluso las patas de la cama. ―Zayn esbozó una mueca―Por cierto, imagino que aún  no ha llegado. ¿O me equivoco?―Sacó varias cajas de una de las maletas envueltas en papel de regalo y se acercó a nosotros, sentándose a mi lado.

―No. Aún no―Contesté―Estará al caer. Giselle siempre viene días antes para organizarlo todo y tener todos los detalles preparados.

―Ya… Giselle, Giselle, Giselle―Canturreó Steph. Luego me tendió una pequeña cajita marrón.

―¿Qué es esto?―Pregunté.

―Nada. Una tontería que te compré mientras estuve en Paris.

―¿Paris? ―Alcé la barbilla para mirarla enarcando una ceja―¿No habías estado en España para la boda de tu prima o algo así?

―Sí, pero volví. ¿No te acuerdas? Fue cuando os encontré a los dos sobre la alfombra haciendo guarradas.

―No hacíamos guarradas―Le contesté con un tono de voz mordaz y fulminándola con la mirada.

Zayn soltó una carcajada ronca.

―Bueno, ábrelo. ¡Vamos!

―Espera―La detuve―Quiero saber porque te fuiste después a Paris.

―Pues…―Esbozó una sonrisa y paseó la mirada por todo el salón―Conocí a un chico muy romántico, le expliqué la situación que teníais vosotros aquí montada y me sugirió que me fuera con él a Paris durante unas semanas. Obviamente, acepté.

―¿Eso quiere decir…?

―¡No, por Dios! ―Gritó ella―Era demasiado romántico, demasiado empalagoso. En cuanto el avión aterrizó de nuevo en Londres quiso que volviéramos a vernos, pero cuando terminó de recoger sus maletas, yo ya había desaparecido.

―¡Steph! Eres mala.

―Eso no se le hace a los chicos―La regañó Zayn.

―Tú no tienes de que preocuparte―Le dijo―___ no es como yo. Estoy segura de que jamás te hará eso.

―Más le vale…―Zayn me lanzó una mirada y cuando yo le puse morritos, me besó la mejilla.

―¡Abre de una vez el paquete! ―Gritó Steph, casi molesta por estar haciéndola esperar tanto.

―¡Ahora no lo abro! ―Le contesté―Por ser mala mujer con los hombres.

Steph resopló.

―Pues muy bien. Ya lo abrirás cuando quieras. ―Ladeó la cabeza por un rato y luego volvió a mirarnos a ambos―¿Os apetece salir a comer fuera, los tres juntos?

Intercambio de SofásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora