Capítulo 24

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Una cálida respiración chocaba contra mi mejilla. El ambiente confortable que abrumaba el salón era conmovedor para todos mis sentidos. Escuché el relajado latido de mi corazón y de uno más. Abrí los ojos y me encontré a Zayn mirándome con una sonrisa triunfante en su rostro.

―¿Qué?―Pregunté copiando su sonrisa y mirándole los labios, los cuales yo misma había desgastado la noche anterior.

Zayn tenía el pelo revuelto, los labios rojos y húmedos y varios chupetones por todo el cuello. Se estaba cubriendo con la sábana hasta el ombligo y verlo de aquella manera me provocaba ganas de volver a colocarme sobre él y repetir lo que habíamos hecho durante toda la noche.

―Te ves demasiado perfecta mientras duermes―Contestó, haciéndome reír.

―¿Cuánto rato llevas despierto?

―No sé. Una hora y media más o menos.

―¿Qué? ―Lo miré anonada―¿Hablas en serio? ¿Por qué no me has despertado?

―Ya te lo he dicho. Te ves perfecta cuando estás dormida y me apetecía quedarme un rato mirándote.

―Un rato no es una hora y media, Zayn… ¿Sabes que he perdido noventa minutos que podría haberme pasado haciendo esto?―De inmediato me incorporé y colocando mi rostro sobre el suyo lo besé pero el reaccionó y volvió a empujarme a mi sitio con su boca sobre la mía, su pecho apretando el mío. Reí.

―¿Qué tal estuvimos?―Me preguntó después, quedando a milímetros de mi boca.

―Impresionantes―Contesté, soltando una carcajada―No, en realidad fuiste tú el que estuvo maravillosamente perfecto. Yo no hice nada―Pasé dos dedos por su mejilla, admirando cada una de las facciones de su cara.

―¿Qué dices? Me entregaste tu cuerpo, tu amor. Hiciste más de lo que debías por un chico cualquiera como yo.

―No eres un chico cualquiera―Lo miré a los ojos―Eres un chico sexy―Lo corregí con un acento gracioso.

―Oh, sí. Soy tremendamente sexy. Eso ya lo sé―Contestó con egocentricidad. Le di un golpe en el hombro y rió, contraatacando de la manera más sensual que pudo.

Cogió mi labio inferior y lo mordió mientras reía. Gemí a la vez que lo mordisqueaba y fui en busca de su labio superior.

―Eh―Se quejó―Eres una extorsionista.

―Y así te gusto, ¿no?

―MierdaSoltó―No puedo decir nada en contra de eso―Meneó la cabeza y lo cogí de la nuca para que volviera a besarme, pero justo entonces la puerta del depa se abrió y sentí como toda la sangre que había conseguido calentarme Zayn en unos minutos se congelaba brutalmente.

Stephanie nos  miraba de hito en hito, parada en la entrada del piso. Creí que al principio se cabrearía o empezaría a decir barbaridades pero cuando aparté a Zayn y me cubrí con la sábana hasta arriba la escuché reprimir una carcajada.

No quería saber que le habría pasado en España para aquel repentino cambio de actitud.

―Creo que… Mejor vuelvo en media hora, ¿verdad?

Supuse que Zayn le había sonreído y le había hecho un gesto con la cabeza o algo parecido porque tres segundos después oí la puerta cerrarse. No obstante, permanecí escondida bajo la sábana, muerta de vergüenza.

Intercambio de SofásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora