CAPITULO 《1》

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    —¡Señora Kim!, ¡Señora Kim! Venga, venga rápido. Por favor.

    —¡Por Dios!, pero, ¿por qué tan ruidosa, señorita Kang? ¿Qué es todo ese alboroto suyo?

    —Es que se trata del pequeño, amo Lee.

   —¡¿Qué?¡, ¡¿acaso le pasó algo?¡

   —¡Ah!, no, no. Es que está en una crisis de rebeldía incontrolable y usted, es la única que sabe como calmarlo. Ayúdeme, por favor. —Y así es. El hijo de mis patrones, estaba armando un gran berrinche. Él, suele ser un chico: tierno, dulce y adorable. Pero, cuando las cosas no se dan como quiere, explota en estados de furia difíciles de manejar incluso para sus propios padres.

   —Bueno, ¿Pero qué sucede contigo, Donghae?  —Él estaba agresivo como nunca antes lo había visto. Pateaba a su pobre cachorro, Hyukie, que sus padres le habían obsequiado hace menos de cinco semanas, para su cumpleaños número once.

   —¡Basta! ¡Basta! Deja a ese pobre animal. ¡Ahora mismo, Lee Donghae!  —De inmediato, agarré al sufrido perro que aullaba como loco y se lo entregué a la señorita Kang. La actual niñera número no sé cuánto, que a juzgar por su expresión aterrorizada, sería su siguiente exniñera, porque creo que ya no soportaría más este trabajo.

Tomé al chico como si de un costal de papas se tratara, me lo cargué al hombro ignorando sus gritos y golpes que me daba con sus manos y pies, lo conduje hasta su habitación, lo deposité en mi regazo boca abajo y le palmeé su redondo trasero. Luego lo liberé y le hablé fuerte, claro y mirándolo a los ojos como debe hacerse en estos casos.

   —¿Qué diablos pasa contigo, mi niño? ¿Acaso está poseído o qué? Esa, no es la forma de reaccionar cuando algo no se le concede. Y después de todo. A qué vino toda esa pataleta suya. ¿Ah? Ya te he hablado mucho sobre estos actos tuyos y...  —Con sus ojos llorosos me fulminó con la mirada. Empezó a gritar y tirar todo lo que se encontraba a su alcance, evitando escuchar lo que intentaba decirle.

   —¡Lárguese de aquí! Usted no es mi mamá, solo es una sirvienta en esta casa, con qué derecho se atreve a golpearme y gritarme de esa manera  —parecía una misma fiera. No lo reconocía, pero sabía bien que hablaba más por la frustración de sentirse abandonado por sus padres, que por las nalgadas que recibió de mi parte, por que estas, las usé con el propósito de calmarlo; jamás de maltratarlo. Pero estaba segura que a él le hubiera gustado recibir ese pequeño correctivo de parte de sus padres. Aunque parezca extraño, cuando somos niños queremos la atención de nuestros padres en los aciertos y en las equivocaciones y no que nos hagan sentir por medio de continuas complacencias, que todo está bien, simplemente para que no estorbemos a los adultos en sus ocupaciones.

   —Pues la verdad, doy gracias a Dios, por no ser la madre de un chico tan grosero y malcriado como ust...  —De nuevo interrumpió mi hablar.

   —Puede darse por despedida, señora Kim, por que no la quiero en mi casa, lo mismo que la niñera, Kang, que no es más que una inepta. No las quiero ver más. ¡¿Entendido?! ¡Ahora, fuera de aquí!

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   —Me resulta tan difícil de creer lo que usted me cuenta, señora Kim. Sé que mi bebé es un poco, uhh..., bueno.

  —Berrenchudo y malcriado. Acéptelo, señora Lee. Perdóneme que se lo diga de esta manera, pero usted sabe bien que es así.

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