Capítulo 《12》

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Vi alejarse a mi super galáctico, y cuando ya solo era visible su espalda en la distancia, un inmenso deseo de correr hacia él se apoderó de mí. Me dispuse hacerlo pero sentí el agarre de mi mana impidiendo mi acto como si hubiera adivinado mis pensamientos. La nana debe ser bruja, de otra manera cómo supo mis intenciones. ¡Qué frustración!

Nos despedimos de las personas del lugar para dirigirnos al auto. Una vez dentro de él, y de vuelta a casa, de manera lejana llegaban a mis oídos las voces de mi madre y mi nana, que platicaban entre sí. Me encontraba de manera física en medio de ellas, pero mi mente estaba muy lejana. Rememoraba la charla con Eunhyuk en cierta parte puntual que no entendía. Me agradeció que lo aceptara como es. ¿Y cómo es? Yo lo veo como un chico igual que yo. Qué digo, hasta mejor que yo, ya que yo no soy capaz de hacer ni media de las cosas geniales que él sí sabe hacer, y las hace bien y seguro de él, luciendo tan genial y perfecto. Acaricié suavemente la caja de color azul rey, que descansaba sobre mis piernas. Me parece increíble haber recibido este regalo. Es lo más especial y valioso que me hayan dado jamás. Los consejos de Eunhyuk junto a este regalo, me hacen sentir feliz.

  —¿Qué es eso que llevas ahí, hijo -.Mi mamá con su pregunta me volvió a la realidad.

  —¡Ah!, madre, nana, miren lo que me obsequió mi nuevo amigo Hyukki!  —abrí con xuidado la caja y saqué de ella dos de las armas, dándole emocionado, una a cada una.

  —Son magníficas, y lo mejor, fueron hechas por el mismo.

   —Sí mi niño, Hae, están muy bien hechas, eso muestra que es un chico con habilidades creativas.

  —¿Y porqué razón ese muchachito te obsequió esto, hijo?

  —Mamá, porque quiso agradecerme el que les hayamos llevado los juguetes y la ropa.

  —A ver, Lee Donghae, cuándo dejarás de ser tan ingenuo. No le hubieras recibido esas baratijas, que no se compara ni un céntimo a las cosas que les llevamos  —¡¿Qué?! ¡¿Baratijas?! Cómo se atrevía mi mamá a llamar de ese modo algo tan valioso como esto. Qué comentario tan irritante. Me preparé para explotar. Mas, enseguida vino a mi mente los consejos de Hyukki, de cómo debe defenderse un verdadero guerrero galáctico ante situaciones molestas. Así que, respiré profundo para empezar a poner en práctica lo aprendido.

   —Lamento decirle, madre, que no estoy de acuerdo ni un céntimo con lo que usted dice. Porque si hace memoria, de lo que llevamos al orfanato, todo era muy usado, por lo tanto, ya había perdido su valor. Esas, cosas, si se pueden llamar baratijas, en comparación a estos objetos que solo se usaron en el espectáculo y fueron hecho por sus propias manos. Lo anterior, hace que para mí sean invaluables  —.Tomé las armas, y las deposité con cuidado, de vuelta en su estuche. Crucé los brazos y fruncí el entrecejo en señal de protesta.

   —Señora Lee, permítame usted decirle algo con mucho respeto. El don de la gratitud no se limita al mero acto de decir gracias por un bien recibido, sino a demostrar de manera sincera lo afortunados que nos sentimos al recibir lo que nos sea dado, al margen de su valor material.

   —¡Podrías ir más rápido, Zhoumi! Me urge llegar a casa  —,La exigencia de la señora Lee, sonó en un tono de enfado. Y sí que tiene motivos para estarlo, porque hoy recibió varios golpes a su gran ego. El resto del camino fue en completo silencio.

Tan pronto entre a casa, subí la escaleras a toda velocidad, saltando de dos en dos los escalones, ignorando las advertencias hechas por una de las empleadas sobre el riesgo de caer de ellas. Entré como un huracán abriendo de golpe la puerta de la sala de televisión, llegué hasta el estante donde se encontra mi colección de vídeos y mangas de Supergaláctico. Abrí un espacio y allí deposité mi preciado tesoro.
Acomodé y desacomodé todo muchas veces, para que se viera como lo tenía en mi mente, algo así como un santuario, el santuario dedicado a Supergaláctico, el verdadero, el héroe humanizado. Mi héroe Eunhyuk, mi Hyukki.
Estoy complacido con el resultado. De ahora en adelante este será tu templo, y en el altar estarás tú, mi Superhéroe y amigo. Por un impulso, besé la caja donde están las armas cerrando muy fuerte mis ojos, y susurré, Hyukki. Me sonrojé por la reacción que me provocó la acción: unos calambres suaves recorren todo mi cuerpo, algo inexplicable, pero agradable. ¿Porqué disfruto más esto, que con mis muñecos de emociones?
Quiero volver a verte, Hyukki. Entonces, tuve una idea. Corrí a buscar mi... ¡Ay, mierda! ¡Tonto, tonto, Hae, cómo pude tener este descuido tan terrible!

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