Capítulo《22》

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Yokohama. Japon,(sede de la empresa matriz de la filial, Conglomerados, Lee Company)

   —Henry, el hecho de que seas mi secretario personal y hombre de confianza, no te da derecho a entrar a mi oficina sin antes anunciarte por medio de mi asistente. Me has interrumpido mi preparación para la Asamblea de accionistas.

   —Lo sé, y me disculpo por ese hecho, director Lee. Pero créame que si no fuera tan delicada la información que le tengo, y acabo de confirmar, no hubiera cometido tal arbitrariedad.

   —Pues de una vez te advierto, que más te vale que yo encuentre justificable tú información, por que de lo contrario haré que pagues caro tú despropósito.

   —Lo tengo claro, director Lee.

   —Entonces habla ya, y sin rodeos.

   —De acuerdo, señor. Se trata de la señora Lee. Ella, hace poco asistió al evento anual de caridad del orfanato al que ustedes hacen aportes.

   —¡Maldita sea, Henry! ¿Por una estupidez de mi mujer, me has interrumpido? Crees que no conozco sus actos irracionales y absurdos.

   —Por supuesto que sí, señor. Pero es que eso no es lo más terrible de esa situación.

   —Entonces, habla de una maldita vez, Henry. Ve al punto. Por una miserable vez en tú vida, intenta usar de mediana forma tu cerebro  —.Ahí está, el todopoderoso, señor Lee, humillante y detestable como siempre.

   —El asunto es que la señora Lee, no asistió sola al evento, se hizo acompañar de la señora Kim, y su hijo. Al parecer este, se dejó engatusar por uno de esos huérfanos, a tal punto que se encaprichó con él consiguiendo que, poco tiempo después, la señora lo invitara a pasar un día en su casa. El pequeño amo no contó con supervisión de su madre, teniendo en cuenta la clase de visitante, solo estuvo el personal de servicio.

   —¿Qué? ¿Pero qué demonios me dice, Henry? Dígame que miente. Dígame que no es más que un vil invento suyo  —.El señor Lee, me tomó por la solapa de mi chaqueta con tanta fuerza y furia que por un instante pensé que me estrangularía.

   —Señor, jamás haría tal cosa. Yo profeso un gran respeto y cariño por usted y los suyos. Primero preferiría morir por su mano, que inventar tal ardid  —,Comprendió de inmediato que era cierto lo que decía, y me soltó con tal brusquedad que si no fuera por el control que tuve sobre el equilibrio de mi cuerpo, hubiera terminado en el piso. Sin embargo, eso poco me importa, ya que, obtuve mi mayor recompensa. La furia en el rostro del presidente Lee. Parece poseído: con la palma de su mano golpeó con fuerza la mesa del escritorio. Lo conozco, y sé que se siente humillado, por el actuar de su hijo y su mujer. Tomó el teléfono interno.

   —Señorita, Hayashi, encárguese de que preparen mi jet privado. Viajaré mañana a primera hora a Corea  —,Siguió dando órdenes a su asistente. Mientras, yo disfrutaba con los resultados de mi obra.

   —Henry, como ya ha escuchado, viajaré a Seúl para poner en orden la casa. Necesito que se quede aquí al frente de todo, solo por un par de días. Cuando vuelva, será bien recompensado.

   —No se preocupe, señor. Usted sabe que en mí tiene a su más fiel y confiable servidor  —.Respaldé mis palabras con una reverencia respetuosa, para ocultar mi cara de satisfacción por el logro.

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Casa Lee.

   —¡Por fin te encuentro! ¿Por Dios, en dónde estabas, mi niño Hae?

   —Nana porqué tan ruidosa. Dónde más voy a estar sin que usted lo sepa. Pues aquí, en casa.

   —Es que hace ya bastante rato, fui en su busca para darle la merienda de la tarde, y no lo encontraba por ningún lado.

    —Es que estaba algo aburrido y fui a plati, no, digo a jugar con mis amigos.

   —¿Tus amigos?

   —Sí, nana, mis amigos. Es que ahora llamo así a mis muñecos de sentimientos. Por lo visto, me entretuve más de la cuenta.

   Llevabas mucho sin jugar con ellos. Por eso no te encontraba, no imaginé que estuvieras allí. Si mal no recuerdo, le dijiste a tu mamá que ya no querías a esos que, ahora llamas amigos  —.Sentí cierta ironía en lo dicho por la nana.

   —Sip, eso dije. Pero resulta que cambié de opinión  —.Rodeó mis hombros con su brazo izquierdo, con su mano derecha, acarició mi mejilla.

   —Hace tiempo que tengo curiosidad por saber què tienen de especial para ti, esos muñecos de sentimientos, y añado otra curiosidad, qué motivó a cambiar de opinión. No creo que dejes a esta pobre vieja que te quiere tanto, morir de preocupación por la curiosidad —.Hábilmente me liberé de su abrazo.

  —Son muñecos, es decir, juguetes.  Quizás algo diferentes a los comunes, si. No a todos nos tiene que gustar lo mismo, punto. No hay nada más que explicar —.La nana me miró con una sonrisa ladina dándome a entender que no creía en mi respuesta. Quiso decir algo, mas una voz no se lo permitió.

   —Disculpen la interrupción. Pequeño amo Lee, su madre ha llegado y pregunta por usted  —No esperé ni medio segundo, al escuchar lo dicho por una de las empleadas, para ir al encuentro con mi madre, y de esa forma huir del interrogatorio de la nana Kim.

Recibí la mejor sorpresa. Mamá me invitó a cenar a mi restaurante favorito. Ella está feliz. ¿El motivo? Según me explicó, ha sucedido algo muy importante con respecto a sus negocios, que nos beneficia muchísimo a los dos. Me extrañó que no mencionara a mi padre, y se lo pregunté. Su respuesta no fue muy clara porque se limitó a decir que eso dependía de algunas situaciones, y que de todos modos, esas eran cosas de adultos. Mejor me olvido del tema para disfrutar de la compañía de mi madre.

   —Hijo cuéntame. ¿Cómo estuvo tu encuentro con el muchachito ese del orfanato?

   —Primero que todo, madre, no es ese muchachito del orfanato. Su nombre es, Soo Eunhyuk. Y mi encuentro con él fue genial. Me divertí mucho en su compañía. Usted debe saberlo, madre, ya que imagino que revisó las cámaras de seguridad.

   —Desde luego que lo hice. Pero deseo saber cómo te hizo sentir ese muchachito.

   —Eunhyuk, mamá. Llámalo por su nombre. Por favor.

   —De acuerdo, de acuerdo. Lo que me interesa saber es de qué hablaron.

    —Aprecio mucho que quiera saber sobre mi amigo Hyukki, y lo que hablamos  —.Me parece un sueño estar compartiendo con mi mamá, como hace tanto tiempo que no lo hacíamos, y sobre todo, por prestarme atención a lo que digo. Solo falta papá, en esta misma forma, para que todo fuera perfecto. Le conté a mamá, con todo detalle, sobre la visita de Hyukki. Le asombró mucho lo que me aconsejó sobre mi forma de manejarme: que debía ser agradecido con mis padres por quererme, cuidarme y darme todo lo que tengo. Inventé otras cosas para que, si en un caso dado, le pido de nuevo ver a amigo, no dude en complacerme.







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