capítulo《39》

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Fui despertando de a poco, un suave aroma conocido, fue percibido por mis fosas nasales. Un olor corporal ya muy reconocido para mi, tanto, como reconozco mi propio olor. Donghae, con sus pequeños ronquidos, su boca entre abierta, algo de baba en una de las comisuras de sus labios, y dormido en completa calma, se mostraba angelicalmente perfecto. Me encontraba atrapado por su brazo y pierna derecha puestas sobre mí con total despreocupación, respiré con gratificante satisfacción.

Paulatinamente, Hae había empezado a cambiar su actitud hacía mi, cambio que me afectaba positivamente, por que me producía emociones que nunca antes había experimentado. Sus constantes y profundas miradas puestas en mí, sus giños de ojo, sus suaves toques, que más que eso, eran prácticamente caricias, su cercanía que muchas veces terminaba invadiendo mi espacio personal. Todo eso hacía despertar en mi; sensaciones y emociones muy fuertes, de las cuales siempre quería más. Es algo así, como si recibiera pequeños bocados de algo exquisito que hacen a mi mente y mi cuerpo alucinar, de tal forma, que ansío degustar el manjar completo.

---Hyukki tengo hambre---murmuró entre dormido Hae, mientras me liberaba del abrazo, haciéndome dar un pequeño brinco por lo inesperado de su despertar.

---No te preocupes Hae, ya mismo me levanto, me aseo, y bajo a colaborar en la preparación de un delicioso desayuno para ti. Mientras, aprovecha y duerme un poco más. Cuando esté listo el desayuno, vengo y te aviso para que te asees y vayamos al comedor ¿ok?.

---Ok Hyukki. ¡Ah!, y por favor que no falte mi leche de fresa---dicho esto, se perdió entre las abullonadas cobijas. Le respondí que si a su pedido de la leche de fresa, su favorita desde que la probó aquella primera vez. Y no era lo único a lo que se había acostumbrado, así mismo, a que lo acompañara a dormir, para narrarle cuentos, o simplemente, hablar de cualquier cosa que se le ocurriera. En ocasiones en las que estoy profundamente dormido, tengo un sueño repetitivo. Siento muy vividamente ser mirado por Hae y del mismo modo, que acaricia mi rostro con delicadeza.

El día lo pasamos como siempre bien, y hubiera sido excelente, sino fuera por las dichosas clases de natación, a las que asisto solo por dos razones: complacer a Hae y verlo nadar, por que, en lo que respecta a mi, sinceramente me desagradan, y mucho. Ya en la tarde, nos tomamos un pequeño descanso, de una actividad que si amo realizar, bailar. Me disponía a buscar agua para hidratarnos, pero Hae se me adelantó ofreciéndose a ir por ella. Lo seguí atentamente con la mirada, por que disfruto observarlo. Eso sirvió para darme cuenta, como su pie, tropezaba con una de las patas que sirven de base, a un perchero de madera. Me levanté como un resorte y corrí hacía él aprovechando la corta distancia que nos separaba. Con un movimiento ágil, desvíe el objeto con mi pierna izquierda, al mismo tiempo que envolvía con mis brazos a Hae, girando nuestros cuerpos de tal forma que no fuera su espalda la que se golpeara con el piso, logrando que saliera ileso al caer sobre mí y..., lo que sucedió enseguida, hizo que el golpe en mi espalda se sintiera como una mera caricia. Por fracción de segundos nuestros labios se juntaron y ese sutil toque, me provocó una intensa reacción; mi corazón palpitaba más rápido, la sangre corría veloz por mis venas, y una sofocación invadía mi cuerpo. Al instante, Hae acabó el sutil toque de nuestros labios, separando un poco su rostro del mío, para mirarme con sus ojos abiertos como platos. Pero mi capacidad de razonar se hallaba nublada; así que me negué a aceptar que esa maravillosa experiencia tuviera fin, y sin pensarlo dos veces, tomé sus mejillas entre mis manos para volver no solo a repetirla; sino a disfrutarla.

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