Capítulo《26》

84 9 3
                                    

Orfanato Fe y Amor en Cristo.
《Los hijos de Dios》

Desde el mismo instante que conocí a el niño Lee Donghae, mi vida se ha convertido en un remolino de situaciones disparatadas. Hasta ahora, la Madre superiora, la hermana Shin y yo,  veníamos manejando con prudencia mi amistad con él. Pero todo cambió desde su inesperada visita en estado de completa agitación. Era imposible que el hecho pasara desapercibida, creando  todo tipo de rumores y suspicacias. La Madre superiora se vio obligada a reunir a todo el personal del orfanato, para ponerlos al tanto de todo, ofreciendo excusas bien argumentadas para que entendieran de la mejor manera posible, el porqué no se les había informado antes, y parar así con los rumores. Por infortunio, las palabras de la Madre tuvieron un efecto contrario en algunos, con inesperadas reacciones. La que más me duele es la de mis amigos cercanos. Mini se ha encargado de convencer a Shing y a otros, para que no sigan mis indicaciones cuando se las doy, en los comedores se sientan de forma que note que no quieren mi compañía. En cambio hay otros chicos, con los que no soy tan cercano, que me felicitan, y hasta dicen admirarme.

Con nuestras cuidadoras no es diferente la situación. Algunas lo han tomado bien, pero la gran mayoría me mira de manera despectiva. Entre ellas, la hermana Ji, aquella que consiguió hacerme castigar por dormirme en la capilla. Su actitud siempre es malhumorada, pero en este momento, es peor. No pierde oportunidad para hacerme comentarios burlones delante de mis compañeros, secundada por otras monjas que se le han unido. «Si antes era el supuesto líder, con amigos pobres, cómo no será ahora que tiene un amigo rico». «¡Abran paso, y hagan una reverencia!, que está llegando su majestad, nuevo Lee». En realidad, ni me ofende, ni me importa, porque estoy feliz, por poder hablar con quien en tan tampoco tiempo, se ha convertido en más que un amigo, casi un hermano. La Madre me autorizó llamarlo todos los días, después de siete de la noche, una vez haber cenado y rezado el rosario comunitario. Mi permiso es limitado, solo media hora como máximo. Las agradables charlas nos hacen olvidar del el tiempo transcurrido. En ocasiones, la Madre tiene que indicarme que debo finalizar la llamada, y me pone en aprietos, porque Hae me ruega que no lo haga. Al final, con dolor en mi alma, debo obedecer a la Madre.

///^^^^^^^///^^^^^^^///^^^^^^^///
Oficina de la vicepresidencia corporativa, en la empresa filial, Lee Company (Japón)

Saboreo un delicioso capuchino, en la sala de visitas de mi oficina contigua a la de mi esposo. Lo veo sentado frente a mi, tomando un segundo vaso de whisky, y destilando veneno, por tener que tragarse su orgullo al firmar los acuerdos que le propuse.

   —No creas que me quedaré de brazos cruzados frente a este remedo de triunfo. Trata de disfrutarlo mientras puedas, porque te durará poco. Los negocios son para ser manejados con astucia, carácter y otras cualidades solo otorgadas a nosotros los hombres. Ustedes las mujeres, deben limitarse atender a su hombre, hijos o, a quien lo requiera  —.Alzó su vaso como un gesto de brindar. Le seguí el juego con una sonrisa en los labios, chocando mi taza con su vaso, a manera de brindis.

   —Eso, querido. Sigue cometiendo el mismo error de subestimar lo que hago: como tu pérdida de tiempo viajando a Corea para insultarme por que según tú, acepté de forma irresponsable al chico del orfanato en casa, para luego constatar por medio de pruebas contundentes, cuánto había investigado. Lo que conseguiste fue que adentara mis planes.

   —Pues mira como tiemblo antes tus ridículos planes. Este dinero, junto a las pocas acciones que me estás quitando, son minúsculas para mí.

   —Por lo visto tu ingratitud te hace sufrir de amnesia, Jun Ki. Ya olvidaste que este matrimonio arreglado, te salvó a ti, a tu hermano y a tu madre, de quedar en la ruina tras la muerte por cuenta del alcoholismo de tu padre. Yo seguiré con mis negocios en Corea y vigilante de los de acá en Japón. No descansaré hasta quitarles, a ti y a tu familia, el dominio total de los negocios para mí y Donghae  —.Me atemorizó un poco ver que se levantó de la silla furioso. Tomé la botella de whisky en mis manos para enfrentarlo—  Cuida bien lo que haces, porque mi aparente sumisión se acabó, al igual que tu reinado, Lee Jun Ki. Ahora soy yo quien tiene el poder, y con él, el control  —.Arrebató la botella de mis manos, para estrellarla contra el piso, produciendo un gran estruendo. Seguí con la mirada su actuar, sin inmutarme. Salió dando un portazo. Tengo un reto muy grande que rnfrentar: preparar a Donghae para ocupar el lugar que por derecho le corresponde, sin importar qué tenga que hacer para lograrlo.

Irrefrenable Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora