El espectáculo estaba llegando a su fin. Era la escena en que supergaláctico cantaba para los azulianos. Los extraterrestres del planeta Azulón, al oir la música, estos se contorsionaban con movimientos descordinados, viéndose graciosos, pero rítmicos.
Yo hacía la mímica de una pegajosa canción azul, que iba como: Im blu da ba deeb daban da-ee, dabba dee... Suponiendo que los sonidos melodiosos de la canción restablecían la paz en la tierra. La música lentamente iba disminuyendo hasta terminar, y con esta, el acto también. Después de eso, todos nos alineamos y tomados de las manos e hicimos una reverencia al público, yo no resistí la tentación y alcé la cabeza para mirar la expresión de mi ángel, ya lo había visto reír como disfrutando el espectáculo.
Por unos segundos quedó inmóvil, acto seguido, se levantó de la silla aplaudiendo con un entusiasmo tan contagioso, que las mujeres que lo acompañaban al igual que el resto del personal asistente, lo hizo igual. Mentalmente le agradecí, por que era la primera vez que al finalizar uno de nuestros actos, el público mostraba el agrado por la presentación de esa forma. Le regalé una sonrisa cargada de satisfacción, agradecimiento, y a la vez, como despedida, dado que, ya no lo volvería a ver.—¡Chicos se lucieron, lo hicieron muy bien. Felicitaciones! —Nos felicitó emocionada la novicia Sho, una joven mujer que pertenece al grupo de las hermanas que aún no han sido ordenadas como monjas. Ellas, están encargadas de ayudarnos con el vestuario, maquillaje, accesorios, en fin, todo lo que se necesite tras bambalinas. Recibimos elogios del resto de novicias presentes en el lugar, todas coincidieron en hacerme saber de manera prudente, que sobre todo yo, me había lucido más que nunca. Me preguntaron si no había alguna razón especial. Quise restarle importancia argumentando que eran solo ideas de ellas, dado que sí existía esa razón, pero prefería mantenerla en secreto.
—Eunhyuk, Shindong, Sungmin, lleven esto para la sala de baile, y lo acomodan en su lugar. Por favor —.Poco después, la novicia Park, nos daba las últimas instrucciones para organizar todo en su lugar.
---Sí, novicia Park, como ordene
—.Salimos por la parte trasera del edificio, para evitar encontrarnos con los asistentes al evento, que pronto empezarían a salir. Shing, junto con Mini, llevaban los vestuarios y accesorios en unas bolsas, mientras que yo, llevaba una pequeña caja rectangular, que contenía mis creaciones, las armas que fueron utilizadas en la obra de teatro. Me costó mucho trabajo su elaboración porque tenían que ser no convencionales. Reíamos divertidos recordando los detalles de la presentación, y los nervios que sentíamos. Detuvo nuestro hablar y andar, una voz que se escuchó cerca nuestro.—¿Super galáctico, eres tú? Sí, eres tú .—.Nos miramos llenos de curiosidad por no identificar a quién pertenecía esa voz. Viramos casi de manera simultánea. Mis ojos quisieron salirse de sus órbitas, y viajar al dueño de esa voz, como he visto en algunos animes. Era él, el ángel sonriente, pero qué hacía aquí sin sus acompañantes. Cerré y abrí mis ojos fuertemente por si se trataba de una alucinación, pero no, era real.
—¿Se puede saber qué diablos hace aquí este chico rico, sin su séquito? —preguntó un Mini en tono irritado, como si me hubiera leído la mente. El ángel se dirigió directo a mí.
—Hola. ¿Tú eres, Hyukkie, cierto? ¿Crees en los extraterrestres? ¿Ves la serie? ¿Te gusta ese anime? ¡Wuao... fue genial lo que hiciste! —hablaba todo de manera atropellada, y mientras lo hacía daba pequeños saltos y aplaudía emocionado. Eso lo hacía lucir adorable. Dado lo inesperado del encuentro y la forma como hablaba, mi cerebro no podía procesar nada de lo que me decía.
—Hyung, no nos quedemos aquí. Mejor sigamos nuestro camino, si nos ven con este, nos pueden regañar —.Lo que decían los chicos era cierto. Pero de alguna manera yo quería hablar con él aunque solo fuera un momento.
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Irrefrenable Amor
FanfictionSinopsis: Dicen que el dinero compra todo lo material, pero no, lo inmaterial. Sentimientos como el amor, la ternura, y la dedicación, jamás se compran con dinero. Un niño rico, caprichoso, mimado, y malcriado nos mostrará que es la excepción a la r...