Capítulo《4》

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El encuentro con un Ángel sonriente

---No hijo, eso tampoco. ¿Acaso tienes idea del costo que tiene esa colección de carros antiguos? O, ¿ese tren a control remoto con sus rieles?

---¡Ay, madre!, entonces no daré nada, por que todo según usted, es costoso, o no es apropiado. ¡Grrrr!..---Hae hizo un fuerte sonido con su boca, mostrando fastidio. Frustrado lanzó lejos uno de los carros miniatura, tan valiosos, según su madre.

   —El niño Donghae, tiene algo de razón, señora Lee, ustedes tienen dos tardes enteras pérdidas, tratando de elegir los obsequios que van a donar, y al paso que van, terminarán llegando al lugar con las manos vacías. Mejor se calman, mientras se comen estos ricos bocadillos que les traigo de merienda.

   —Tiene razón señora Kim, pero es que este niño caprichoso, no quiere entender que estos juguetes son muy costosos para ese tipo de niños, que no están acostumbrados a nada bueno. De seguro los dañarán con facilidad y será una lástima  —.Las palabras de la señora Lee me molestaron un poco, ya que eran injustas y prejuiciosas, por que sí ella fuera justa, recordaría que su hijo no es precisamente el más cuidadoso que digamos, ya que, la gran mayoría de objetos que caen en sus manos, terminan arruinados.

   —A ver!, señora Lee, los niños son niños, ricos o pobres, no tienen la capacidad de ser cuidadosos por sí mismos, que aprendan a hacerlo, dependerá de la forma en que se les eduque, y quizás esos niños, están bien educados para saber valorar lo que tienen, o les obsequian, así que; cómo poder afirmar una cosa u otra, si ni siquiera los conocemos.

Escogí con precaución mis palabras, para que la señora Lee, no se molestara, pero las entendiera, ya que, le estaba dando un mal ejemplo a su hijo con ellas, de discriminación, y surtió efecto, Porque tras un largo silencio tomando sus bocadillos, ya lograron ponerse de acuerdo en la escogencia de los juguetes.

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Orfanato.

Por fin llegó el gran día. La madre superiora nos daba las últimas instrucciones.

---Bueno, niños, solo me resta recordarles que con su buen comportamiento, demostrarán el tipo de educación que están recibiendo aquí, ¿de acuerdo?

---¡¡SÍ, MADRE SUPERIORA!!---respondimos todos al unísono. La Madre, continuó— .Sé que así será, y confío en ustedes, mis hijos. Así mismo, confío que tendrán presente la advertencia de no acercarse al niño de la señora Lee, por ninguna razón, ya que no queremos inquietar a su madre, ni a nadie de los asistentes al evento. Con todo claro, ya pueden ubicarse en sus lugares correspondientes.

Dos horas más tarde, mientras esperábamos la llegada de los visitantes, yo repasaba la coreografía con los chicos, a excepción de, Shindong y Minho, quienes se encontraban pegados a la ventana curioseando, ya que estábamos en el segundo piso y desde ahí, era visible la entrada principal. Unos gritos emocionados de los curiosos nos hicieron saber que había llegado el visitante que nos tenía a todos en expectación.

   —¡CORRAN, CORRAN!, ¡YA LLEGÓ ÉL NIÑO RICO, ESE!  —gritó Shindong.

  —El niño rico, ese no, Shing. Qué modales son esos. El niño Lee, así debes referirte a él. Con sumo respeto.

  —¡Ay!, Eun, que molesto eres, ni que nos estuviera oyendo. Además, ni nos acercaremos a él, y en este momento, estamos sin ninguna supervisión de adultos.

   —No importa, nuestro comportamiento siempre debe ser igual, con o sin, adultos presentes  —dije esto casi llegando de último a curiosear.

  —Mira Eun, ahí viene el chico e..., digo, el niño Lee  —dijo Sungmin, mejor conocido como Mini, en tono pomposo y sarcástico---  Pero, ¿Por qué lo cubrirán con esa sombrilla, si ni siquiera llueve? —preguntó un curioso Mini.

  —Mini, debe ser por que hace algo de sol. Ya oiste a la Madre superiora. Él, es un niño muy bien cuidado.

   —Qué envidia siento. Debe ser tan agradable que te cuiden así  —,dijo con tono melancólico y los ojos cristalizados. Yury, una pequeña de siete años, menudita y algo enfermiza, que había venido a ver el ensayo.

  —Tranquila, Yury, no estés triste, ni envidies a ese chico, recuerda que nosotros aquí tememos muchas madres que nos quieren y nos cuidan también  —,Yury asintió, y tras darle una tranquilizadora sonrisa, la cargué para que pudiera ver con todos por la ventana, ya que, por su pequeña estatura, se le dificultaba la vista hacia abajo.

Y ahí estaba ese chico, el niño Lee, vestido con ropas finas y muy elegante. En la muñeca de su brazo derecho tenía un reloj muy llamativo. Lastimosamente no podía apreciar su cara, dado que, una señora a su lado, lo cubría con una sombrilla negra.
Caminaban junto a ellos, otra señora muy elegante, que por deducción, supuse era su madre, y una monja. Pronto los vimos perderse de nuestra vista. A pesar que no vi el rostro del chico, su presencia me inquietó mucho. Su manera de caminar, la forma en que movía sus manos al hablar con la señora a su lado; que de seguro era su nana. Todo él me produjo algo, que no podía entender. Algo, que se resumía en una urgencia por quererlo conocer.

   —Ya todo está dispuesto, chicos. Ya saben, la Madre los llamará en minutos. Eunyhuk. ¿Listo para explicar la coreografía al público asistente?

  — Sí, esoy listo. Como siempre, hermana.

---Ese, es mi chico. —.Nos tomamos de las manos e hicimos un círculo, incluyendo a la hermanaz para hacer una oración.

Sentía una ansiedad fuera de la normal. Reconocía el no haber sido muy honesto con la hermana Park. Normalmente sé como controlar mis nervios ya que, esta no es la primera vez que participo en este tipo de eventos. Con regularidad, hacemos presentaciones, ya sea para: el aniversario del orfanato, Navidad, el anual de caridad, en fin, es algo usual. ¿Pero entonces, porqué este estado de ansiedad tan incontrolable? La razón, ese chico allá afuera, anticipar su presencia, su cara, que aún no conozco, y que será la única oportunidad que tenga para verla. ¿Si, le gustará nuestra presentación? Me vi vestido así, y pensé, ¿creerá que es ridículo? Él habrá visto tantos espectáculos grandiosos. Escuché decir, que es muy exigente y caprichoso. ¡Ay, mi Dios! Suspiré pesadamente. ¿Por qué, de repente me importa tanto?

Oímos a la Madre superiora anunciando nuestra presentación, era la señal que nos indicaba que debíamos entrar. Con el sonido de los aplausos, entramos en fila. Dirigí rápidamente la mirada al público asistente, buscando entre ellos, al niño Lee, y de inmediato lo ubiqué. Se encontraba sentado en primera fila, al verlo, mi corazón empezó a latir alocadamente, consiguiendo que el nerviosismo aumentara por la forma en que sonreía. Su rostro es el más hermoso que haya visto, solo comparable con el rostro de los ángeles de nuestra capilla. Me gusta observarlos, por que poseen una perfecta e inocente belleza, que los hace lucir adorables. Jamás pensé que existiera uno de carne y hueso, sin embargo, al sentir su mirada posada en mí, con una dulce sonrisa que acrecentaba su belleza angelical, me era evidente su existencia.
Era un ángel, un ángel sonriente. Era justo eso, un mismo ángel sonriente.
La voz de la Madre superiora me llegaba distante, sacándome de mi ensoñación.

   —¡Eunhyuk! Ven aquí a explicar lo que van a presentar.


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