Capítulo{20}

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Mi respiración se había ido junto con mi pulso y mi vida. Mi vida... llegó a su fin.
Me sentí alzado y sacudido de tal forma, que me hizo abrir los ojos, y ahí estaba Hae, frente a mí. Mi reacción inmediata fue abrazarlo para agradecerle el haberme devuelto a la vida.

   —Hae, gracias, muchas gracias, por rescatarme. Me has salvado la vida.

   —De qué hablas, Hyukki. Yo no te he salvado de nada.

   —Claro que sí, Hae. Me estaba ahogando y tú acabas rescatarme.

   —Hyukki, cómo ibas a ahogarte si estamos en la parte menos profunda de la piscina. Estando de pie, mira por donde nos llega el nivel del agua --.Al terminar de hablar explotó en risas, seguidas de otras risitas, por parte de nuestras acompañantes. El motivo de las risas se debe a que, el nivel del agua me llega a los hombros. Qué situación tan  vergonzosa. La señora Kim nos explicó lo sucedido: sufrí un pequeño ataque de pánico. Ella llegó a esa conclusión tras contarle que no sé nadar, y que desde siempre, le he tenido pavor a las piscinas.

Superado el bochornoso incidente que divirtió a Hae, nos recostamos en unas sillas asoleadoras a platicar.

   —Hae me tiene sorprendido tu gran capacidad de nado, pareces un mismo pez en el agua.

   —Aprendí a nadar desde los seis años, por consejo de un neurosiquiatra, él les dijo a mis padres que me ayudaría con mi trastorno de atención, del que te conté en la mañana. Amo nadar, cada que me siento: triste, estresado o deprimido, nado. Eso me calma y me ayuda a sentirme mejor.


   —Te entiendo, Hae. Me pasa lo mismo, pero con el baile. Me sirve como desahogo, activa mi parte creativa para crear coreografías, y de esa forma ayudo al orfanato cuando hay eventos.

   —Eres genial bailando. Me encantaría poder bailar como tú. ¡HYUKKI!  —Un grito ensordecedor y repentino hizo que saltara de la silla, y casi caiga de ella. Eso fue algo más que le divirtió a Hae, y no entiendo bien el porqué verlo divertirse con lo que hago o digo me produce una gran satisfacción.

    —Lo siento, no quise asustarte, ni burlarme. Es que de pronto se me ocurrió algo.

   —Está bien, no importa. Me gusta que te diviertas conmigo. Mejor, háblame sobre esa idea.

   —Se trata de lo siguiente. Como yo sé nadar muy bien, y tú eres excelente en el baile, pues se me ocurre que yo puedo enseñarte a nadar y tú me enseñas a bailar. ¿Ah? ¿Qué te parece?

   —La verdad, me gustaría pero...  —,Dudé un poco en responder.

   —¿No quieres, verdad? Está bien, entiendo. Quizás es una mala idea, yo soy un poco torpe y te resultaría difícil enseñarme.

   —!No, Hae, no es eso! Por favor, no me malinterpretes. La cosa es que, como estoy en el orfanato, y tú aquí, a mí se me dificultaría salir y quizás a ti ir hasta allá.

   —Ah, ya, entiendo No creo que sea problema, ya que si mi plan funcionó una vez, funcionará todas las que sean necesarias. Ya verás que esta, no será la única vez que nos veamos. Solo confía en mí. ¿De acuerdo?  —Al terminar alzó su mano para chocarla con la mía.

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