capítulo 《11》

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Sus ojos tristes me conmovieron, logrando activar el lado sentimental que siempre he tenido. Comenzó a caminar con lentitud, con la cabeza agachada, como si su cuerpo estuviera relleno de pesadas piedras. Le seguía sus pasos muy de cerca, cuando de pronto se me ocurrió algo.

   —Hae, espera un momento, por favor  —.Lo detuve por el brazo—. Quiero obsequiarte esto. Es algo muy preciado para mí, pero te lo quiero regalar como una muestra de agradecimiento por todo lo que me has dado —extendí la pequeña caja que hasta ese momento había llevado como un tesoro entre mis manos, y la deposité en las suyas.

   —¡Oh, que genial, un regalo! ¿Qué es, Hyukki?, y por qué dices que es para agradecerme lo que te he dado, si yo no te he dado nada.

   —Hae, estas son mis valiosas creaciones. Las armas que utilizaron los extraterrestres en la obra de teatro. Me demandó mucho esfuerzo hacerlas, pero quedaré satisfecho si tú las conservas. Y con respecto a que no me has dado nada. Claro que sí me has dado; los juguetes y la ropa que nos trajiste.

   —Pero, Hyukki, si eso no es nada, igual esos juguetes y ropa son usados, y de cualquier forma los habríamos votado o regalado, ya que no los usaré más. Mientras esto —señalé la caja—, es algo nuevo que hiciste con tus propias manos, y planeabas conservarlas por que son importantes para ti, e incluso, podrías volver a usarlas. Quiero atesorarlas, y estoy agradecido de que me las regales, ya que vi cómo funcionaban y son increibles. Me imagino que tuvo que ser complicado para ti hacerlas. Me hace sentir mal el no darte algo tan valioso, como lo es tu regalo.

  —Hae, tú me has dado algo inmaterial que significa mucho para mí. Valoraste nuestra presentación, pese a lo sencilla, tu insistencia en ser mi amigo, aun en contra de la voluntad de tu propia madre. Pero, sobre todo, que me aceptes por lo que soy, ese es el mejor regalo que me haya dado nadie de afuera de este lugar. Muchas gracias, Hae —.Terminé mi agradecimiento con una inclinación de cabeza en forma de despedida. Él repitió mi gesto, luego extendió su mano en dirección a mí, indicándome que estrecháramos las manos.

   —Prefiero que nos despidamos a la manera occidental, estrechando nuestras manos, así unimos más nuestras energías. Eso leí en un manga —,Y tiene razón, porque siento una agradable sensación, que no logro definir, al contacto con su mano.

   —Es cierto lo que dices, se siente una grata energía al contacto. Espero que esta despedida no sea un adiós, sino un hasta pronto. Oraré por que así sea. Mientras, mantente saludable, Hae. Mi amigo especial —dije esto con tristeza y fe de que tal vez nos volveríamos a ver. Sentí mis palabras ahogadas por la cantidad de sentimientos bonitos que Hae me hace sentir. Por primera vez en mi corta vida, no pienso que sea ni feo, ni poco especial, como pensaba antes de conocer a Hae. Algo muy positivo debo tener yo, para que un chico tan especial como Hae, no solo me note, sino que además, desee ser mi amigo, haciéndome sentir como si nos conociéramos de toda la vida. Como un amigo confiable, sin ningún prejuicio. Averiguaré que fue eso que vio Donghae en mí, y lo voy a acrecentar por él y para él.

Tras despedirnos caminamos en silencio para reunirnos con los demás. Al llegar a nuestro destino, observé satisfecho como Hae de manera muy educada se disculpaba con todos, en especial, con su madre. Mi atención puesta en la mujer, hizo que notara su rostro marcado por una total sorpresa, acompañada de la expresión. «¡Oh, por Dios!». Con vos baja, pero no lo suficiente para que alcanzara a escucharla, y luego vi como tapaba con su mano la boca, prueba de su incredulidad frente a la conducta actual de su hijo, diferente a la que mostró antes. La sorpresa se extendió a todos los presentes. Mi satisfacción es inmensa.

—Eunhyuk, hijo  —.Me hizo salir de mis felices pensamientos, la Madre superiora  —,lo hiciste bien. Ahora, debes ir a continuar con tus deberes.

   —Sí, Madre, como ordene. Señoras, señores, niño Lee. Que tengan un buen día. Gracias por su visita y ayuda a nosotros  —.Una última reverencia en señal de respeto y despedida, y una última mirada a mi ángel sonriente. Con una pregunta rodando en mi mente: ¿te volveré a ver, Hae?


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