Capítulo 《8》

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Tal como me lo habían pedido con tanta insistencia, narré con lujo de detalles los hechos sucedidos con los chicos; a mi nana Kim, a la señora esa, que llamaban Madre superiora, a la otra monja que ni idea como se llama, y por supuesto, a mi mamá. No entiendo porqué mi madre me ha repetido la misma pregunta como  dudando de mis palabras.

   —¿Pero, bebé, estás seguro que esa fue la razón de tu llanto? ¿No te hicieron algo o te amenazaron? 

   —Que sí, madre. Así fue, tal como lo digo. Por qué les mentiría.

   —Bueno, hijo, es que, no sé talvez tengas miedo de decir lo que pasó en verdad. Lo digo teniendo en cuenta que, ellos son más grandes que tú.

   —¿Y eso qué tiene que ver, mamá? No entiendo. Ya te he respondido mil veces que sucedió tal como lo digo   —.Mi madre me tenía frustrado, y creo que también a los demás, a juzgar por sus caras. De repente era como si ella hubiera perdido el entendimiento—.  Ya les quedó claro que ellos no me hicieron nada malo, ¿verdad? Entonces, vamos a dejar esas cosas en su lugar, para luego ir a jugar  —.Sin esperar más, empecé a caminar sujetando el brazo de Supergaláctico.

   —¡Lee Donghae!, ¿para dónde crees que vas? Mi madre me detuvo en seco, soltándome con brusquedad del brazo de Hyukki,

  —¡Mamá, acaso no escuchaste lo que acabo de decir! Planeó acompañar a Hyukki a llevar algo que le encargaron, para luego ir a jugar.

   —Donghae, hijo, él no es tu mascota  —.Lo que mi madre susurró a mi oído, me hizo percatar de un mal entendido.

   —Por supuesto que no. Él, es mi amigo Eunhyuk. Lo llamo Hyukki, como a una de mis mascotas, por ser el nombre del protagonista de mi serie, anime y juego favorito, y porque, él interpretó a ese personaje hace un momento. ¿Acaso no lo viste? Y por eso voy con él a...  —.Mi frase quedó en el aire.

   —Tú a donde vas es con la señora Kim y conmigo, de regreso a casa. Y no quiero oírte decir una palabra más.

   —Ustedes: Shing, Minni, y Eun, vuelvan a sus lugares. Acompáñelos, por favor, hermana Shin.

   —Si, Madre, como usted ordene. Ya oyeron chicos, vengan conmigo  —Vi como mi Hyukki, me miraba como con tristeza, mientras obedecía a la monja que les marcaba el camino adelante de ellos, y eso me hizo enfurecer. ¿Qué pasa? Porqué diablos se oponen a mi amistad con este chico que se muestra tan amable, diferente a todos los que yo he conocido. Mi frustración se me desborda.

-¡NO!, ¡NO!, Y ¡NO!, no me voy a ir hasta que comparta un poco con mi amigo. Qué sucede con usted hoy, madre. Siempre me dicen, usted y mi padre, que debo buscar la forma de tener amigos. Y cuando por fin elegí uno por mi mismo, entonces usted me desprueba. ¿POR QUÉ?, ¿POR QUÉ?, EXPLÍCAME Empecé a usar uno de mis mecanismos infalibles: llorar y gritar sin control. Luego me quité la chaqueta que llevaba puesta y la tiré al piso pateándola para desahogar de alguna forma mi furia y frustración retenida ante esa estúpida situación a la que no le encontraba sentido. Todos intentaban calmarme; la señora Madre de no sé qué o de quién, la monja, mi madre, mi nana Kim, y hasta los chicos, incluyendo a mi nuevo amigo, pero es que una vez estallo, se me dificulta apaciguar mi ira.

Todos intentábamos de manera infructuosa calmar al niño Lee. Esa situación me hacía sentir terriblemente abrumado, porque jamás en mi corta vida, había visto tal berrinche por parte de chico alguno, pese a que ha habido chicos rebeldes y difíciles entre nosotros, pero este chico y su pataleta los superaba a todos. Observando la frustración propia y ajena, vino a mi mente la situación vivida años atrás con el pequeño Wooki. Claro, guardando las proporciones y diferencias. entre las dos situaciones. La resistencia de Wooki era pasiva, por decirlo de alguna manera, dado su temperamento, pero la del chico Lee en este momento, es explosiva y descontrolada.

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