Capítulo《50》

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Hola mis apreciadas lectoras. Otro capítulo con todo cariño.
Mil bendiciones para ustedes.💖
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La señora Kim me felicitó por lo que a su juicio resultó ser un acto heroico, al igual que los demás empleados. Resultó imposible que se supiera todo, no por boca de la prudente ama de llaves, sino de su acompañante que estaba pasmado ante el hecho.
Como era de esperarse, el jefe de la casa me cobró la audacia. Me impidió seguir usando la habitación asignada al llegar, porque estás, según él, eran para el uso exclusivo de la familia o huéspedes, siendo reubicado a un dormitorio en ala opuesta de la casa, junto a la servidumbre, expresión usada al dar la orden. Para evitar polémicas entre los padres de Hae, que le producían gran malestar y, además volvían el ambiente tóxico. Acepté la orden sin objetar y convencí a madre e hijo para que hicieran lo mismo, por la tranquilidad de todos. El menor aceptó pero sin resignarse. puesto que, prohibirle algo es igual a decirle hazlo. Hae me sugirió volver al recurso que usábamos antes. Una vez, de noche y todos en sus habitaciones, hablábamos por teléfono. Pasadas ya varias noches de esta forma, me preocupaba que está en especial, ni me llamaba ni contestaba mis llamadas. Tras muchos intentos fallidos me di por vencido. Empecé a rezar mis acostumbradas oraciones antes de dormir, cuando la puerta de la habitación se abrió de golpe y mi ángel sonriente entró por ella.

---¡Hae¡, ¡por Dios!, ¿que haces aquí? Alguien puede verte y teniendo en cuenta que debes atravesar el jardín para llegar hasta acá con el frío de la noche te puedes resfriar.

---Eso no pasará porque, como ves, estoy bien abrigado. Quise  aprovechar que esta noche, mis padres salieron para un cóctel y sé que regresarán muy tarde. En cuanto a los empleados, no revisten ningún problema para mí---terminadas las explicaciones, se despojó de su abrigo para introducirse en mi cama.

---Odio que papá te haya enviado a dormir en esta habitación tan pequeña y desagradable. Nunca imaginé que fuera de esta forma. 

---Pues yo, la encuentro bien. No será tan lujosa como la que usaba, pero es amplia, cómoda y con buena calefacción. ¿Acaso tú no las conocías?

---Nop, ya sabes que mis padres no quieren verme de este lado de la casa. Lo poco que conozco ha sido desde que estas conmigo---me sentí estúpido al hacer una pregunta tan obvia, obteniendo una respuesta desagradable, por la enseñanza discriminatoria que recibe Donghae. Para aliviar el malestar que esas situaciones me causan. Comencé una amena charla, hasta recrear de nuevo lo sucedido en el estudio, cuando lo defendí de su padre

---Aún recordarlo, me dan ganas de hacerte un altar, darte mil cosas. En verdad, no sé cómo premiarte. Te repito lo dicho hace días. El terror que me invadió al verte entrar fue indescriptible, mas, la forma que usaste para hablarme y enfrentar todo, me llegaron al corazón. Será algo que recordaré y agradeceré por siempre mi Hyukki.

---No tienes que agradecerme nada, lo que si tienes es que confiar en mí. Hae, sé que aveces quieres ocultar cosas por diversas razones, pero no siempre eso es bueno. Por fortuna he aprendido a conocerte y no lograste engañarme pese a tus intentos. Con respecto al premio, bastaría con darme mil besitos, pero mejor no nos arriesgamos---no concuerdo mucho con esa particularidad de Hae, por ocultar ciertas cosas, pero él es así. Con lo que si concordaba, era con lo último y por eso, lo reté conociendo el resultado.

---Tienes razón, debí haberte sido sincero con lo que estaba pasando. Prometo no repetir ese error. En cuanto a la forma de premiarte, creo que vale la pena correr el riesgo---sin decir más, apagó la luz de la habitación. Luego me sentí preso entre el colchón y su cuerpo que prácticamente me tapaba de pies a cabeza. Su boca atrapó la mía haciéndome perder los sentidos. Suspendiamos por instantes los besos a falta de aire. Los movimientos de Hae me resultaban algo atrevidos y demasiado emocionantes a la vez.

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