Narra Ángel
-Gracias señorita- Le agradezco a la enfermera.
Después de mi conversación con Irene salí corriendo hacia el hospital.
Al principio me costó mucho ver a mi madre en esta situación,pero después de llorar toda la frustración,me tranquilice y he pasado aquí toda la noche.
A causa de la anestesia y los calmantes para el dolor, aún no sé a despertado.
Le acaban de curar las heridas,y en breves vendrá a examinarla el doctor.
-Señor,el médico aún va a tardar, porque no se va a su casa ha descansar y luego vuelve- Me aconseja la enfermera pero niego. -Seguro que alguien lo está esperando en casa-
-Se equívoca,no tengo a nadie- Susurro frío y decide dejarlo estar y se marcha.
Cualquiera diría que estaba coqueteando,pero creo que en la situación en la que estoy,esta un poco fuera lugar.
De repente se abre la puerta y un olor a café y a frutas inunda mis fosas nasales.
Ese último olor lo reconocería en cualquier lugar.
Dirijo mi mirada hacia la puerta,y ahí está con una pequeña sonrisa la mujer que causa la mía.
-Buenos días- Susurra y cierra la puerta. -¿Como está?- Camina hacia mi.
-Igual,pero me ha dicho la enfermera que mejor así a que empeore- Le contesto. -¿A que se debe tu visita?- Me cede un café
-He ido a la empresa,y al no verte me he imaginado que estabas aquí,y que necesitabas un café- Le sonrió en muestra de agradecimiento. -Ayer huiste por miedo ¿Verdad?-
-No quiero hablar de eso- Le doy un largo trago al café.
Se acerca un poco mas a mí,y me acaricia la cara,y me peina el peló.
Va a acercarse para besarme,pero la aparto.
-No quiero la compasión de nadie,ve ha consolar a tú novio- Le hablo borde y me mira sorprendida.
-Claro,eso también influyó para que te fueras ayer- Afirma. -Ángel no puedo hacer otra cosa es mi novio-
-¿Y quién te dice lo contrario?- Vuelvo ha hablarle mal. -Yo solo digo que no necesito la compasión de nadie,yo solo salgo adelante,nadie puede cambiarme-
Me mirá con asco,y niega.
-Ya veo que no cambias,sigues siendo el mismo tipo frío de siempre- Comienza a andar hacia la puerta.
-Intentamos ayudarte,y tu sólo nos desprecias- Cada palabras que pronuncia me duele más. -Sabes lo mal que lo estoy pasando por no saber lo que siento,y tu en vez de apoyarme me hablás con desprecio--Martina,yo...- Susurro pero me interrumpe.
-Martina nada Ángel,¿Sabes qué?- Hace una pausa. -Pensaba que podría lograr cambiarte y convertirte en ese hombre sonriente del que tu familia habla,pero por lo que veo no lo consigo,no eres capaz de cambiar por nadie- Me levanto pero da un paso atrás. -Esto acaba aquí,me acabo de dar cuenta que no me quieres tanto como dices-
Va abrir la puerta,pero rápidamente la jaló del brazo y la besó.
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Eres El Único Mal Que Me Hace Bien
RastgeleMe enamoré hasta de las letras de su nombre,de sus defectos,de su ternura disfrazada de frialdad. Eso me atrapó,me enloqueciò; ésa fue mi perdición.