Mucho rato después quiso darse una ducha. Subí al piso de arriba a buscarle una toalla, y ya de paso le conseguí un pijama, para que estuviese más cómodo.
Debido a la enorme barriga de mi padre no podía coger uno suyo, así que entré a la habitación de Rafael. La estancia olía a él, a ese increíble aroma suyo tan característico. Abrí su armario, semivacío, y cogí esos pantalones negros anchos que tan bien le quedaban, y una camiseta de algodón de manga corta. Me di cuenta de que su cuaderno/diario no estaba a la vista. Tal vez lo había escondido en un lugar más seguro.
Le di la ropa a Diego y merendé mientras él se daba un baño. Aproveché también para comprobar el móvil, y tenía un Whatsapp y un mensaje. El Whatsapp era de Naiara.
"Vaya, espero que te mejores. Pablo me ha preguntado de nuevo por ti... ¡dos veces en un día! Lo tienes loquito!!"
El mensaje era de Pablo, porque decía: "Me ha dicho Naiara que te encontrabas mal. ¿Es grave? Si necesitas cualquier cosa, llámame."
Mi amiga debía de haberle dado mi número, y la verdad era que tanta amabilidad me empezaba a mosquear. ¿Buscarme dos veces en el mismo día cuando un mes antes ni siquiera sabía de su existencia? Y además, ¿para qué? Si ya habíamos hablado en el pasillo...
—¿De quién es este pijama? —Diego apareció por la puerta de la cocina, seguido de Bruno. La ropa le quedaba grande, porque aunque Rafa era delgado tenía más desarrollados los músculos de la espalda y los brazos. Además le sacaba una cabeza, así que mi amigo arrastraba los pantalones.
—Es de Rafa.
—¿No le importará que se lo hayas cogido?
Pestañeé.
—No está en posición de mostrarse egoísta. Te recuerdo que vive en mi casa.
—No quiero ser molestia.
—No lo eres y lo sabes. —Repuse—. Estoy encantada de tenerte aquí... si no fuera por la circunstancia que lo ha provocado, quiero decir...
—He dejado mi ropa en tu cuarto. Voy a dormir contigo, ¿no?
—Claro, la habitación de invitados ha sido colonizada. —No era la primera vez que dormíamos juntos. Había confianza de sobras para eso. Mi cama era de 135, y había espacio suficiente para ambos—. Tengo que sacar a Bruno, ¿quieres venir?
—Mejor me quedo, si no te importa. Vendrás antes que Moreno, ¿no?
—Sí, tranquilo que estaré para cuando él regrese.
—Por cierto, ¿dónde está?
—Trabajando. —Alzó las cejas ante mi respuesta—. Está empeñado en colaborar con los gastos y todo eso.
—Eso dice mucho a su favor.
—Supongo... —Cogí la correa y el perro automáticamente se fue a la puerta—. Vuelvo enseguida.
ESTÁS LEYENDO
FRÁGIL
Romance-Dime una cosa... -Sus ojos estaban más oscuros que nunca, casi crueles-. ¿Te lo hizo mejor que yo? -Demandó con urgencia-. ¿Te tocó como te toco yo? -Insistió. Estaba completamente alterado mientras se acercaba todavía más. Di un paso atrás y mi es...