Bruno se puso como loco al vernos y ese fue el punto final a nuestra pequeña conversación. Lo dejé jugando con Rafa y subí a mi habitación. Me puse el pijama y las pantuflas y bajé al salón. Él ya estaba sentado en el sofá.
—¿Hay algo que te apetezca ver? —Preguntó, levantando el mando a distancia. Me sentí un poco mal porque estuviese en casa, siendo el plan una noche de televisión o películas en el mejor caso. Definitivamente yo no era una persona muy divertida.
Me senté a su lado y me tapé con una manta de cuadros que había cogido de mi armario.
—Podías haberte quedado tomando algo. —Dije, mientras hacía zapping.
—Ya te he dicho que quería acompañarte. —Repuso, sin apartar la vista de la tele.
—¿Es posible que te hayas vuelto un poco paranoico desde el ataque de los marroneros esos? —Aventuré.
Una mínima sonrisa tiró de la comisura de sus labios, pero no me miró.
—Puede ser. —Murmuró.
—Entonces ahora puedes irte de fiesta. Ya estoy sana y salva. —Bromeé. No quería que se fuera, pero por algún motivo me sentía culpable, como si lo estuviese reteniendo de alguna forma.
—De eso nada. Esto es todo lo que quiero hacer esta noche. —Señaló con un movimiento de cabeza el sofá en el que nos encontrábamos.
—¿Ver Sálvame Deluxe? —Repuse.
Me miró y después volvió a mirar fugazmente a la tele, como si no se hubiese dado cuenta de que llevábamos un rato detenidos en el programa del corazón.
—Sí, exactamente.
Reí. Él sonrió y su hoyuelo apareció. Entonces se levantó y trajo mi disco duro.
—¿Cómo conocí a vuestra madre?
—Me parece perfecto. —Asentí.
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FRÁGIL
Romance-Dime una cosa... -Sus ojos estaban más oscuros que nunca, casi crueles-. ¿Te lo hizo mejor que yo? -Demandó con urgencia-. ¿Te tocó como te toco yo? -Insistió. Estaba completamente alterado mientras se acercaba todavía más. Di un paso atrás y mi es...