Debo reconocer que pasé toda la tarde tirada en el sofá. El atracón que me había dado en el Trastevere junto con la bebida de la noche anterior provocaron que me doliese la tripa muchísimo. El máximo esfuerzo que decidí hacer fue pulsar los botones del mando a distancia.
Rafael llegó un poco antes de las nueve, justo después de que mi padre saliese a pasear a Bruno.
—¿Cómo ha ido la tarde? —Sacó del bolsillo del pantalón las llaves, una cartera negra y un móvil Nokia del paleolítico, con la pantalla en blanco y negro. Lo dejó todo sobre la mesa.
—Sin más. —Empecé a hacer zapping.
—Te he traído Aquarius. —Me tendió una lata—. Para tu no—resaca.
Lo miré sorprendida, esperando ver algún atisbo de broma en su expresión, pero parecía una oferta amistosa.
—Qué considerado. —Dije—. Pero paso. —No quise explicarle que en ese momento mi estómago era incapaz de aceptar nada.
—Bueno, como quieras. —Se sentó en el sofá a mi lado y abrió la lata con un chasquido. Después dio un largo trago y la colocó en la mesita. —¿No has salido?
—Nop.
—Llevas una vida muy aburrida. —Observó.
—Me gusta mi vida tal y como es, gracias. —Repuse—. Y si la consideras aburrida sólo por el hecho de que no hago nada ilegal, entonces sí, es aburridísima.
—No te preocupes, nena. Eso va a cambiar pronto. —Me guiñó un ojo con chulería, y le lancé el mando a la cabeza. Lo cogió al vuelo antes de que le diese, haciendo gala de unos reflejos increíbles.
Se giró hacia la tele y empezó a cambiar los canales como si no hubiera pasado nada.
—Perdona, pero estaba viendo un programa. —Le dije crispada. Odiaba que se creyese el rey de la casa.
—Estabas haciendo zapping, lo mismo que hago yo ahora. —Contestó sin mirarme—. Además has sido tú la que me ha dado el mando.
—Devuélvemelo. —Exigí, alargando la palma abierta hacia él.
—No. —Sacudió la cabeza—. Quiero ver... esto. —Y se detuvo en un canal en el que estaban reponiendo Cómo conocí a vuestra madre.
—Mierda, quítalo. —Alcé la voz cuando me di cuenta de que el capítulo correspondía a una temporada bastante más avanzada que la que yo me encontraba.
—No, no. —Canturreó, y me dedicó una sonrisa maliciosa.
—En serio, ¡me vas a destripar la trama!
—Nah, no creo. —Dijo con desgana, y cruzó los brazos por detrás de la nuca mientras se recostaba en el sofá y suspiraba plácidamente.
En ese momento un mega beso de Robin a Barney llenó la pantalla.
—Mierda... ¡Mierda! —Me tapé los ojos—. ¿Qué hacen esos dos juntos? ¡Quítalo! ¡Me estás jodiendo la historia!
—Si tanto te preocupa, te diré que al final rompen. —Repuso alegremente. Eso fue más de lo que pude soportar.
—¡Dame el mando! —Grité, y me abalancé sobre él.
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FRÁGIL
Roman d'amour-Dime una cosa... -Sus ojos estaban más oscuros que nunca, casi crueles-. ¿Te lo hizo mejor que yo? -Demandó con urgencia-. ¿Te tocó como te toco yo? -Insistió. Estaba completamente alterado mientras se acercaba todavía más. Di un paso atrás y mi es...