—¿Q-Qué? —Atiné a decir, finalmente.
—Yo también me sorprendí, de hecho mi cara debió de ser como la que tienes tú ahora. —Sinceramente, dudaba que se acercase ni un poquito a como estaba yo en ese momento—. En realidad no fui capaz de decirle mucho, fue un poco surrealista. Yo en la cama, él diciendo que esperaba que el escándalo de por la noche no me hubiese despertado... —Levantó los ojos al techo—. En fin. Justo después llamó Pedro, y cuando iba a salir de casa para ir a la mía me preguntó que a dónde iba. Le dije que tenía que hacer una mudanza y me ofreció su ayuda. —Se encogió de hombros, como si me estuviese relatando un pasaje habitual de un día cualquiera—. No podía rechazarla, no cuando contaba con tan poco tiempo para sacar mis cosas.
—Bueno, me parece el colmo. —Me puse en pie y llevé el plato a la fregadera—. No me puedo creer que de repente os llevéis bien.
—Simplemente cometió un desliz. Es un chico joven, con las hormonas revolucionadas... —Se detuvo al ver la mirada que le lancé—. De acuerdo, es bastante voluble, tiene muchos altibajos... Pero no sé, me ha ayudado a llevar ropa, libros y un portátil sin hacer ninguna pregunta.
Mi cabeza iba a estallar. Si Diego quería pensar bien de Rafa, era su problema. Yo por mi parte había descubierto que era un imbécil, y no tenía ninguna intención de relacionarme con él.
—¿Te enfadas conmigo? —Inquirió, y lo vi tan preocupado y vulnerable que no pude decir nada en su contra. Al contrario, decidí zanjar el tema.
Cuando terminamos de recoger la cocina se empeñó en que lo acompañase a ver el estudio.
Estaba muy céntrico, a unos veinte minutos a pie. El portal era de hierro forjado, algo antiguo pero como todos los portales del centro de Zaragoza. En la puerta había una placa dorada con el logotipo del bufete de abogados de su familia.
El piso era muy pequeño, pero había el suficiente espacio para que cupiese una habitación minúscula, un salón con una cocina básica y un baño con ducha.
Para ser algo ofrecido en el último momento no estaba nada mal.
Cuando cayó la noche y llegó la hora de regresar, él ya se quedó allí, y yo lo sentí en el alma. Estaba bien que fuese familiarizándose con el que iba a ser su nuevo piso, pero no quería estar a solas en casa. Es decir, a solas con Rafa.
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FRÁGIL
Romance-Dime una cosa... -Sus ojos estaban más oscuros que nunca, casi crueles-. ¿Te lo hizo mejor que yo? -Demandó con urgencia-. ¿Te tocó como te toco yo? -Insistió. Estaba completamente alterado mientras se acercaba todavía más. Di un paso atrás y mi es...