Sentí la presencia de Diego a mi lado. El sonido de risas me había despertado.
—¿Mmm? ¿Qué pasa?... —Murmuré, todavía dormida.
Escuché de nuevo las risas sofocadas en alguna parte de la casa.
—Ha vuelto Moreno, y trae compañía. Femenina. —Puntualizó.
Me espabilé completamente, y me incorporé.
—¿En serio?
Vale, sí, esa carcajada que acababa de escuchar claramente pertenecía a una chica. El despertador marcaba las tres de la mañana.
Me desplomé de nuevo sobre el colchón.
—Bueno, intentemos dormir. —Dije, y me puse de espaldas a mi amigo. Sin embargo fue imposible porque Rafa y su invitada subieron a la habitación de él, y las risas se hicieron más audibles. Poco a poco se fueron mezclando con suspiros, que más tarde se convirtieron en jadeos. Finalmente ya no hubo más risas.
—Mierda, creo que lo van a hacer aquí mismo. —Susurró Diego, con una mezcla de asombro y diversión en su voz.
Al poco rato se escuchó el rítmico chirrido de las lamas del somier del cuarto de invitados, junto con gemidos femeninos más que sugerentes.
—Esto es el colmo. —Dije, ofendida, arrojando a un lado el edredón para salir.
—¿A dónde vas?
—A decirles que se busquen un hotel. —Espeté, poniéndome en pie. Mi invitado también se levantó de la cama, pero para impedir mi propósito.
—¡No puedes entrar, están haciéndolo! —Me intentó convencer.
—¿En serio? ¿Tú crees? —Le dediqué una mueca, y en ese momento un escandaloso gemido femenino cruzó el aire—. ¡Por dios!
Diego me empujó de vuelta a la cama.
—De verdad, Lucía, no puedes entrar ahí. Habla con él mañana.
Me metí bajo la colcha a regañadientes, pero sabía que no podría dormir.
—Han cambiado de postura. —Me informó, retransmitiendo la jugada en directo.
Ya no se escuchaba el somier, pero los jadeos y gemidos continuaban, vaticinando un nuevo orgasmo de ella.
—¡Y ya van dos! —Susurró—. Este tío es la ostia.
A mí más bien me parecía un imbécil. ¿A esto se refería mi padre con que Rafa podía salirse del camino?
Continuaron haciéndolo, de nuevo en la cama. Diego hizo un par de comentarios más, pero después de una hora de escuchar sonidos propios de una peli porno ya no le hizo tanta gracia. La tía tuvo un tercer orgasmo.
Un rato después los golpes del cabecero al chocar contra la pared se hicieron más urgentes y bruscos, y finalmente todo quedó en silencio.
Me di cuenta de que tenía la mandíbula apretada con rabia. Qué desfachatez. Me obligué a cerrar los ojos y a intentar conciliar el sueño.
No habíamos tenido ni cinco minutos de paz, cuando volvieron las voces. Azucé el oído para escuchar lo que decían.
—Te avisé de que no te podías quedar. —Era la voz de Rafa.
—Sólo por esta noche. —Lo intentaba convencer la chica—. Podemos repetir por la mañana. —Sugirió, con tono provocativo. Puag.
—Ya sabías a lo que venías. —Sus palabras eran frías, casi despiadadas, y me erizaron los poros de la piel. ¿Era el mismo chico con el que la noche anterior había estado cenando? Parecía el mayor de los cabrones.
Hubo sonidos de pisadas bajando las escaleras, y un par de protestas más de ella antes de que se escuchase la puerta principal cerrándose.
Unos instantes después se oyó movimiento en el cuarto de baño, y el sonido de agua corriendo. Por lo visto las cuatro y media le parecían al señorito una buena hora para ducharse.
Pero eso no fue todo. Cuando terminó con eso, empezó a hacer ruidos en la habitación, y seguidamente en la cocina.
—¿Está poniendo la lavadora? —Preguntó Diego con un hilito de voz. Pensaba que yo era la única despierta.
—Eso parece. —Afirmé, escuchando el típico rugido del tambor.
—¿Y luego soy yo el que tiene problemas sexuales? Los de tu inquilino sí que son graves.
—¿Crees que es gay? —Lo miré sorprendida. En medio de la oscuridad no podía distinguir sus rasgos, pero sí su silueta.
—¿Gay? Ni de coña. —Dijo tajante—. Pero estuve con el psicólogo el suficiente tiempo para saber lo que es una conducta sexual atípica, y Moreno tiene una de manual.
—Vamos que está como una cabra.
—Está zumbadísimo.
—¿Debería preocuparme?
—No creo... ¿Qué diablos está haciendo ahora? —Yo también había escuchado el repetitivo sonido de los goznes.
—Está pegándole a su saco de boxeo.
—¿Tiene un saco de boxeo? —Gritó en susurros, levantando el nórdico al hacer aspavientos—. Entonces sí, deberías preocuparte.
Rió por primera vez en todo el día, y yo reí con él, aunque estaba tan enfadada con Rafa que no podía esperar para echármelo a la cara.
>>>¡Hola! Como ya os he dicho en alguna ocasión... ¡me encanta leer comentarios vuestros y saber que os gusta la novela! En los últimos días ha habido un incremento del número de lecturas, estrellitas y comentarios... ¡así que muchas gracias a las que dedicáis un minuto de vuestro tiempo a dejarme saber vuestra opinión! Y a las lectoras "silenciosas" os animo a que lo hagáis, pues siempre está bien leeros.
A pesar de llevar tiempo en Wattpad reconozco que no sé muy bien cómo funciona... ni cómo dar publicidad a la novela... así que si pudierais promocionarla de alguna manera me haríais un favor!
Respecto al capítulo... ¿qué os ha parecido? Telita con Rafa... :P <<<
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FRÁGIL
Romance-Dime una cosa... -Sus ojos estaban más oscuros que nunca, casi crueles-. ¿Te lo hizo mejor que yo? -Demandó con urgencia-. ¿Te tocó como te toco yo? -Insistió. Estaba completamente alterado mientras se acercaba todavía más. Di un paso atrás y mi es...