FRÁGIL

Parte 84

Cogí su brazo y empecé a dibujar el contorno de sus tatuajes con la yema del dedo índice. Se tensó cuando sintió mi toque, pero no dijo nada. Su propia piel se había convertido en una maraña de dibujos en diferentes tonalidades de negro. Algunos tenían algo de color. Los fui repasando lentamente, maravillada con ellos.

Quien los hubiese hecho era un verdadero artista. Poco a poco fui descubriendo diferencias en los trazos, lo que me llevó a pensar que no eran obra de un único tatuador. Pasé tanto rato embelesada con ellos que al final Rafa consiguió relajarse.

Había dejado de fumar, y el porro se le había apagado entre los dedos índice y corazón de la otra mano. Subí por el hombro, completamente esculpido.

Los músculos ahí todavía eran más duros bajo los tatuajes. Los del brazo derecho lo cubrían completamente y se le adentraban un poco más en el pecho, hacia el pectoral. Descubrí uno en forma circular que me llamó la atención. Unos números formaban una espiral de varias vueltas. Justo cuando iba a preguntarle empezó a hablar.

—Esta es la canción más bonita del mundo.

Dejé de admirar su anatomía para prestar atención a la música.

—Es un poco... oscura. —Comenté, reparando en los siniestros acordes—. ¿Qué es?

—Undisclosed desires.

—¿Y esto te parece bonito? —Pregunté con sorna.

—Escucha la letra. —Insistió.

Presté atención a las palabras del cantante. Era buena en inglés, pero no tanto. Aún así entendí la mayoría.

"Sé que has sufrido,

Pero no quiero que te escondas.

Esto es frío y sin amor.

No dejaré que seas negada.

Reconfortante,

Haré que te sientas pura.

Confía en mí,

Puedes estar segura.

Quiero reconciliar la violencia en tu corazón,

Quiero reconocer que tu belleza no sólo es una máscara,

Quiero exorcizar los demonios de tu pasado,

Quiero satisfacer los deseos ocultos de tu corazón.

...

Tu inocencia es mía.

Compláceme,

Muéstrame como se hace.

Provócame,

Tú eres la única."

—¿Quieres que te la traduzca? —Preguntó cuando terminó.

—No es necesario, lo he entendido. —Repuse, volviendo a centrarme en sus tatuajes.

—Se me olvidaba que pasas los veranos en el extranjero. —Había vuelto a tensarse, y sus palabras escondían cierto resquemor.

—¿Por qué te parece romántica? —Quise saber.

—No digo que sea romántica. De hecho pienso que el romanticismo es un invento de los comercios.

Volví a reír, y seguí acariciándole el brazo.

—Romántica es Leona Lewis.

—Tu comparación es insultante. —Sacudió la cabeza—. Esta canción refleja una aceptación total de los defectos y de las zonas oscuras y ocultas de la persona a la que quieres. Poca gente puede amar así. Normalmente pretenden cambiar al otro, en lugar de comprender. —Permanecí en silencio, absorta en sus palabras, pero no siguió.

—¿Has estado enamorado?

—¿Yo? —Preguntó con asombro, como si mi pregunta fuese la más estúpida del mundo—. Claro que no. Yo no he querido nunca a nadie.

Alcé las cejas.

—Eso es imposible.

—No lo es, te lo aseguro. —Se recolocó ligeramente, pero no se alejó de mi—. He tenido otros sentimientos. Gratitud, por ejemplo, hacia tu padre y hacia otras personas que me han ayudado. Pero no he querido a nadie.

—¿Ni siquiera a tus padres?

—Están muertos. —Respondió.

—Lo siento. —Susurré. Sabía que no tenía familia, pero escuchárselo decir me había revuelto el estómago.

—No lo sientas. Están mejor así. —Dijo con amargura, y se me erizó el vello de la nuca—. Pero que sepas que últimamente tú eres mi persona favorita. —Añadió, queriendo suavizar la bomba que había lanzado.

—Ah, gracias. —Musité. Permanecimos un instante en silencio, en el que meobligué a no creer lo que estaba diciendo.