Elizabeth Smith. Una chica huérfana con un carácter duro.
Su vida se ha basado en la calle y en el orfanato. A su corta edad conoce más sobre la vida que cualquier persona. Pero eso solo es por la cantidad de experiencias, tanto negativas como po...
"La felicidad es una decisión que debes buscar todos los días."
Capítulo 18: "Un completo idiota."
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Nunca pensé que podría haber pasado una noche tan divertida con alguien. Normalmente mis "noches divertidas" iban dedicadas a las carreras o cuando hacía alguna tontería. Los días interesantes para mí habían acabado hace muchos años y ya lo tenía asumido. Hasta ahora, sentí que pertenecía a un grupo, unas personas que no les importaba estar con alguien que fuera diferente al resto.
Cada persona que había en esa fiesta estaba a lo suyo. Cada uno jugando con su grupo de amigos. Y yo, yo pude integrarme al reducido grupo de Thiago.
Logan era una persona de lo más agradable. Sobretodo se molestaba por cualquier cosa que le decías, lo mío eran bromas más que nada pero él se encargaba de hacerme saber que, si podías, él lograba devolverme todas las palabras que yo le dedicaba. Sabía contraatacar y defenderse mejor que nadie, sus palabras conseguían desarmarte en cuestión de segundos.
Y, luego estaba Thiago. Era consciente de que faltaba una persona en aquel trío de amigos. Aún no había tenido el placer de presentarme con Dylan, aunque no era una cosa que me urgiera.
No podía dejar pensar en las manos de Thiago acariciar mi cabello. Las risas que sacudían mi cuerpo cuando él reía producto de estar yo tumbada con mi cabeza en sus piernas.
Sus caricias me transportaron a cuando era pequeña, esas noches en las que no podías dormir pensando que había un monstruo bajo tu cama, que te agarraría del brazo y te llevaría a un lugar lejos de los que quieres. En esos momentos era cuando venía mi compañía, mi ángel guardián. Aquella mujer que me rescataba de las garras de aquel monstruo cuando estaba asustada hasta no poder siquiera abrir los ojos en la oscuridad.
Ella venía a mi encuentro, se tumbaba en la cama conmigo y me acariciaba el cabello. No me decía nada, en esa situación ella sabía que el monstruo con el que estaba teniendo pesadillas era mi madre. Ella era mi monstruo pues se había adentrado en mi mente como un maldito virus impidiendo que sea feliz.
Ayer por la noche, mientras le confesaba a Thiago el nombre de mis padres pude sentirme como en casa. Sus caricias en mi cabello me encantaban. Aseguro que aún no sé si debería sentir eso, es una emoción demasiado buena para alguien que está tan dañada. Viviré pensando que él en algún momento me dejará, me abandonará al igual que lo hizo mi madre y no quiero volver a pasar por eso de nuevo. Tengo que ser fuerte aunque en el fondo esté empezando a sentir algo por él.
Me levanto de mi cama sintiendo como miles de rayos de luz atraviesan mi ventana. Entrecierro los ojos por un momento acostumbrándome a la luz del sol. Una de las mejores noches que he dormido, aún puedo sentir el tacto de los dedos de Thiago en mi cabello.
