"Desesperada."

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Soundtrack ~ Yo contigo, tú conmigo ~ Morat & Álvaro Soler

"La belleza comienza con la decisión de ser uno mismo."

Capítulo 42: "Desesperada."

— ¿Me dirás a dónde vamos? — pregunto, ella sonríe mientras sus dedos se enroscan con fuerza alrededor del volante, como si con eso consiguiera no reír. No ejerce la suficiente presión como para que sus nudillos se tornen blancos.

— Te lo he dicho, tengo que comprar unas cosas en el supermercado — responde, bufo sabiendo que esa no es la cuestión que quiero que me responda.

— Deja que formule de nuevo la pregunta — me siento en mi asiento mirándola mientras sus ojos no se despegan de la carretera, y, debo admitir, que eso no me gusta. Quiero que las personas me miren mientras les hablo pero tampoco iba a reprenderla por ello. La carretera es más importante que yo, aunque suene triste —. ¿Para qué vamos a ir al orfanato? — sus labios se crispan intentando no soltar la risa que quiere escapar.

— Tengo que hacer unas cosas — suelta, gruño cuando reconozco que está jugando conmigo y que encima no hay persona que se divierta más que ella. Coloco las manos en mi cara restregándolas por mi rostro buscando la paciencia que he dejado de lado desde hace unos minutos atrás.

— Eres un demonio — mi voz sale como si me estuvieran lastimando en todas las partes de mi cuerpo, como si un cuerpo pesado me hubiera aplacado en la cancha y no pudiera moverme. Creo que esto es mucho peor que todos los golpes pues su indiferencia lograba irritarme de sobremanera.

— Me lo suelen decir — el sonido del motor se detiene. Despego las manos de mi rostro mirando al exterior. El supermercado se alza sobre nosotros afirmando su teoría pero, aún así, su respuesta sigue sin convencerme.

— ¿Te vas a quedar ahí? — Pregunta, giro mi cabeza hacia la voz amortiguada para percatarme de que ella se encuentra fuera del auto. Sonríe cruzando sus brazos a la altura de su pecho, tengo que detener la saliva que quiere salir de mi boca al verla de ese modo.

— Desesperada — mascullo saliendo del coche, frunce el ceño al no haberme escuchado. Cierro detrás de mí con una sonrisa negándome a repetirle lo que he dicho, mis ojos se cierran como si quisiera aspirar el dulce aroma que ella me brinda.

Rueda sus ojos mientras le da a un botón del mando de mi coche y este se cierra ante la presión. Liz extiende la mano donde sostiene el mando y yo las agarro. Nuestras manos se rozan, impido que las aparte. Entrelazo mis dedos entre los suyo cuando ya he dejado las llaves en el bolsillo trasero de mis pantalones.

— ¿Y a mí me llamas desesperada? — Espeta, le dirijo una mirada envenenada creyendo que ella jamás será capaz de hacer oídos sordos a lo que digo.

— Si quieres dejo tu mano — hago el amago de soltarla, el apretón que me dedica permitiendo que relaje mi mano y la deje en la posición que se encontraba me causa una sonrisa. No soy el único desesperado en esta relación y no quiero que sea lo contrario.

Miro a mi alrededor esperando el momento en el que se detenga y pueda sacar mis propias conclusiones. Pasamos por un millón de lugares hasta que al fin sus pasos me impiden seguir los míos. Una enorme estantería se alza sobre nosotros mientras los colores llenan mi vida de arcoíris.

— ¿Pintura? — La observo, su cabeza asiente sin mirarme. Contempla los millones de colores que hay en la estantería —. ¿Vas a pintar el orfanato? — Pregunto de nuevo, sus ojos al fin me vislumbran, puedo ver un brillo de emoción creciendo en su mirada mientras me dirige una sonrisa de boca cerrada.

Ignórame (U.D.S.#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora