Ignórame (U.D.S.#2)

"Lo siento."

Soundtrack ~ What about us ~ P¡nk

"Me entenderás, cuando te duela el alma como a mí." - Frida Khalo

Capítulo 74: "Lo siento."

Es como un déjà vu, Thiago y yo peleándonos tantas veces que no paré de contarlas hace mucho. Se vuelve más espantoso cuando has mentido, te sientes sucia necesitando purificarte de alguna forma. Lloro encontrando esa desinfección de la que tanto hablo, o más bien pienso para mis adentros donde nadie más puede escarbar para saber qué me sucede.

Solo Thiago es el que me podría salvar del sufrimiento y he sido lo bastante estúpida como para echarlo a perder todo. Mi primer amor, el primero que me ha amado con tanta intensidad que más de una vez he tenido que pellizcarme para comprobar que es real. Que era feliz y no había nadie que me quitara la alegría de mi cuerpo.

He sido una idiota sin sentimientos, la misma que era antes de que él viniera a recomponer las piezas sueltas del rompecabezas. Reconstruyó el jarrón de cristal roto en mínimos trozos que se había convertido mi vida desde que mi infancia se destruyó con un tornado que me hizo dejar de sentir con la misma intensidad.

Llegó él poniendo todo patas arriba, sorprendiéndome con su bondad y su permanencia en mi historia que dentro de poco tiempo se convirtió en nuestra novela. Una que no necesitaba estatus sociales, que se conservaba a base del amor que sentíamos el uno por el otro, uno loco y enfermizo que terminó explotándonos en el rostro.

Me retiro las lágrimas de nuevo bajando de la moto, me quito el casco observándolo. Mi padre estaría decepcionado del individuo en el que me he convertido, él no habría mentido a la persona que ama, a mamá, con tal de conseguir una cosa diferente. No he solucionado el problema principal pero, lo que es aún peor, es que otro se ha sumado a la lista con más magnitud que el primordial.

Suelto un gruñido tirando el casco que está entre mis manos al suelo. Un sonoro golpe resuena por la calle, nadie se asoma para fijarse en lo que sucede con la loca del tercer piso que destruye todo lo que toca, todo lo que alguna vez ha amado. Las lágrimas salen con fuerza por mis ojos, con rabia, con dolor, con enfado, con lástima.

Todo se arremolina en la misma sensación, a cual más horrible. Examino como el objeto en el suelo se descompone, el cristal se rompe, se crea una abolladura en la parte trasera del casco y yo sigo notando la misma emoción de culpa y miedo, más bien pánico, en mi interior.

Me derrumbo en el suelo deseando pegarle una patada a la moto, tirarla al suelo y que sea partícipe de las emociones que hay en mi interior. Se apagan mis músculos uno por unos, me rindo ante el dolor y las sacudidas en mi cuerpo propias del llanto.

Me llevo los dedos a los ojos, quiero hincarlos en las malditas cavidades para no poder ver como el mundo se muere con mi presencia. Mi propósito aquí es destruir todo lo que hay a tres metros a la redonda. Soy el diablo encarnado en una persona rubia que decidió traicionar como Judas a sus seres más queridos. A los que más apostaban por ella pero que, en realidad, nunca iban a poder convertir en alguien del que sentirse orgulloso.

He mentido en todo, he mentido a Thiago y me he mentido a mí misma al creer que volvería a ser esa chica amable, llena de alegría y de pasión que era hace catorce años. Cuando aprendía a hablar y las risas era lo único que me mantenía en pie.

Veo las sonrisa de las personas a mi alrededor, de familiares que mi corazón quería en su mayor esplendor. Cuando aún no sabían que seria la persona más horrible que pisaría el mundo, lo hago todo mal aunque intente recuperar esa felicidad. Me explota en el rostro con tanta fuerza que logra tirarme al suelo y no levantarme.