"Mi droga."

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Soundtrack ~ Halo ~ Beyoncé

"Quisiera ser un dementor para poder robar tu alma con un beso."

Capítulo 48: "Mi droga."

Su sonrisa es espectacular. Las horas en la cocina valían realmente la pena si podía contener esa estupenda y reluciente curva en sus labios que hacía que sus dientes salieran a la luz como nunca. La comida nunca sería algo de lo que estaría orgulloso pero, esta vez, estaba bastante bien. Ni siquiera yo me creía que pudiera hacer una cena tan increíble, más aún si ella estaba a mi lado saboreando mi logro.

Verla tan desesperada en esa oscura habitación pudiendo yo hacer algo me carcomía, solo la contemplaba a ella mientras se irritaba cada vez que no conseguía lo que quería. Pero que podía hacer ella que no haya intentado ya. La experiencia es lo primero que requieren en un trabajo y, ella, no la tenía.

Le he repetido un millón de veces que yo podía pagarla pero, ¿qué excusa pondría? ¿Me han dado un cheque anónimos con el dinero exacto para pagar el orfanato? ¿Habéis ganado una lotería de pago atrasado? Todas ellas eran lo bastante estúpidas que ni siquiera podría utilizarlas, Liz no es estúpida, nunca lo ha sido. Y esto solo podría corroborar a que ella consiguiera saber la verdad, otra gran razón por la que no debería hacerlo aunque me muriera por hacerlo.

— Tengo que hacer que cocines más veces — río, coge otro bocado adentrándolo en su boca. No pensé que una cena como esta pudiera salir tan bien, no me caracterizaba por ser un cocinero de primera pero me defendía lo suficiente como para vivir, al parecer sirvo para algo más que solo defenderme. Y haber tenido que estar años habitando solo una casa tiene sus agradecimientos a la larga.

— Tampoco es para tanto — ella rueda sus ojos, limpiando sus labios con la servilleta que tiene a su lado. Su moño desordenado con mechones rubios cayendo por su cuello la hace lucir más hermosa que nunca. La manera destartalada en la que se encuentra, descalza y con unos ojos preciosos abiertos solo para mirarme, mi corazón no puede tener unos latidos más frenéticos de los que ya tengo.

— Tan egocéntrico para unas cosas y tan humilde para otras — sacude su cabeza, río de nuevo. La sonrisa se mantiene en ambos rostros mientras nos miramos, no podría saber que sería de mi vida si no la hubiera seguido. La tormenta de sus ojos siempre permanece pero, ahora, había amainado con tanta rapidez que me sorprendía.

Pensar en lo que habría pasado de no ser por ella me llena de temo; probablemente habría seguido analizando a cada chica con la que podría tener posibilidades de tener una buena noche. A lo mejor la habría conocido de todas formas pero no hubiera estado en esa zona de «solo novios» que habíamos forjado entre nosotros. Pero, sin lugar a ninguna duda, no me arrepiento ni por un segundo de estar con la chica que más de una vez me rechazó.

La noche cae sobre nosotros, la luz de las velas ya no es lo suficientemente intensa como para poder estar con ellas. Aún así ni ella ni yo nos movemos de nuestros asientos, mientras la luz de la luna hace brillar su hermoso rostro. No puedo dejar de observar ese cabello completamente rubio con el que convivió toda su vida, me hace sentir que ella nunca dejó de ser esa pequeña y asustadiza chica que creció en un orfanato.

Esos ojos azules que parecían tener más de un secreto guardado pero que ya había sido permitido descubrir ante mí. Esa pequeña nariz que se resguardaba en mi cuello siempre que lo necesitaba, en cualquier momento en el que se asustaba. Esa boca dulce que tantas veces he probado y deseo seguir sintiendo sobre la mía. Toda ella es una escultura digna de un museo, me alegra a más no poder que yo sea el único visitante a ese lugar de ensueño.

Ignórame (U.D.S.#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora