"La estás llamando."

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Soundtrack ~ Flames ~ Henri Pfr

"Dicen que un brillo aparece en tus ojos cuando te enamoras. Puede que esa sea la razón por la que mi mirada se ilumina al contemplarte."

Capítulo 50: "La estás llamando."

— ¿Qué hacéis vosotros dos aquí? — No encuentro mejor recibimiento que ese cuando aparezco con una triste Liz de mi mano. Los ojos de Dylan se desplazan a los de mi novia percatándose del estado en el que se encuentra, dirige su atención a mí de nuevo apuntando con el dedo índice a la, ahora, rubia —. ¿Y por qué la roba–amigos está a punto de darle un ataque de ansiedad? — Pregunta, dedico una mirada envenenada en su dirección cuando Liz lleva una mano a sus ojos intentando dispersas las abundantes lágrimas que desean bajar por sus mejillas.

— Necesitamos tu ayuda — respondo, Dylan hace una mueca. Nos cede el paso abriendo un poco más la puerta para dejarnos entrar en su casa, he venido un millón de veces y todas ellas me he maravillado del lugar. Pero, hoy, es un día totalmente diferente a cualquiera de los demás.

— Hola, Thiago — saluda una voz a mis espaldas, me giro formando una pequeña sonrisa en mis labios con la poca educación que aún logro conservar a pesar de desear pedirle lo que necesito a Dylan.

Los ojos azules intensos de la pequeña de nueve años me contemplan con alegría, desplaza su mirada con la curva de sus labios convirtiéndose en una línea recta al fijarse en el rostro enrojecido de Liz. Aprieto su mano intentando que pueda tener algo de apoyo de mi parte.

— ¿Tú eres Elizabeth? — Pregunta acercándose a la rubia, frunzo el ceño sin saber cómo es que ella sabe como se llama. Miro sobre mi hombro descubriendo los labios de Dylan intentando no crisparse en una sonrisa, ruedo los ojos al reconocer que Nora ya debe saber hasta el más mínimo detalle de Liz.

— Sí — susurra la chica a mi lado en un hilo de voz, su tono se torna agudo ante la cantidad de tiempo que ha permanecido llorando sobre mi pecho —. ¿Tú eres Nora, no? — Cuestiona esta vez mi novia, sonrío descubriendo que ella se ha acordado, a pesar de todo, del nombre de la hermana de mi amigo. El chico al que, en este momento, desearía estar propinándole un golpe por no tomarse en serio la situación en la que nos encontramos.

— Sí — su voz dulce vuelve a crear una melodía harmoniosa. Vuelve a dirigir los pasos a mi novia como si ello fuera a ayudarla de algún modo —. ¿Quieres algo para calmar ese llanto? — Sus palabras logran sorprender a Liz, abre sus ojos levemente sin ser capaz de comprender esa pregunta tan adulta saliendo de sus labios.

Permanece con su atención en la pequeña de nueve años que no deja de analizar su rostro. No puede encontrar nada más que ojos enrojecidos y pómulos con un triste color escarlata. Sus labios están hinchados por la gran cantidad de veces que los ha mordido a pesar de que he intentado que no lo hiciera.

— Me harías un gran favor si pudieras prepararme un té — responde Liz. Nora asiente desviando sus pasos de nuevo en la cocina. Desaparece de nuestra vista dejando que volvamos a centrar nuestra atención en el chico de tez morena y cabello castaño que nos observa a la espera de alguna razón lógica por la que hemos venido hasta aquí.

Miro a Liz creyendo que será ella la que empezará a hablar. Me restriego los ojos con una mano soltando un suspiro sabiendo que yo soy la única persona que sabe por qué ella y yo nos encontramos en la casa de Dylan. Es una posibilidad mínima la que podemos utilizar en caso de que Dylan acepte.

Una sonrisa que quiero hacer desaparecer de inmediato invade el rostro de mi amigo. Refriega sus manos enarcando una ceja durante el tiempo que realiza la acción. Ruedo los ojos sabiendo que no es un buen momento para hacerse el bromista, mucho menos para cachondearse de lo que sucede a su alrededor.

Ignórame (U.D.S.#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora