"Trata de que no te encuentre muerto."

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Soundtrack ~ No vacancy ~ One Republic

"El amor puede con todo, me dijo.

¿Hablas de capacidad o de destrucción?, pensé"

Capítulo 68: "Trata de que no te encuentre muerto."

¿La semana más ajetreada de mi vida? No recuerdo otra en la que haya trabajado, estudiado y sentido más sueño que en esta. Puedo haber estado lleno de exámenes y sin salir de casa y no se compararía en nada a lo de estos días. Son un no parar que no puedo detener ni dos malditos segundo y que, por más que lo desee, debo atender como si mi vida dependiera solo de ello. Me considero la niñera oficial del querido y amigo Dylan Thompson.

Y, para mi desgracia, no me estoy refiriendo a Nora. Ella es la que menos problemas me está brindado estos días y que, en mi alma, agradezco con toda su infinidad. Dylan es el chico más irresponsable, cabezón y estúpido que he conocido nunca. Si a eso le sumamos que también se dedica a ser el saco de boxeo de su preciado progenitor todo va a peor.

Me preparo para enviar otro mensaje a mi hermana quien, por si fuera poco todo lo que estoy sufriendo, se encarga de hundirme aún más. Pregunta todos los benditos días sobre cómo está su novio. No me enfado, no lo estoy, pero se torna estresante cuando te pide hasta la hora en la que eso ha sucedido y de qué forma.

Suelto un suspiro dejando caer mi móvil en el bolsillo trasero de mi pantalón. Para mi suerte y sobretodo la de Dylan, su padre parece estar más calmado en cuanto a golpes nos referimos. Desde aquella vez que Elizabeth tuvo que maquillar a Dylan no ha vuelto a tocarle, y de eso ya hace un poco menos de una semana.

Quiero desear que ha recapacitado y no volverá a hacerlo pero, mi parte más racional y realista, me dice que solo se conserva en su línea para desterrar sus más interesantes y fuertes golpes sobre él. En el mejor momento y en el mejor lugar, cuando nadie logre salvarlo de semejante tortura.

Tiemblo con solo pensar en ese instante, cuando no soporte un segundo más la injustificable rabia que le invade y que no sabe controlar. Su única forma de aliviarla es lastimar a alguien, quien, para rematar, es de tu familia, su propio hijo. Sacudo mi cabeza comenzando a analizar el momento que se presentará ante mí.

Toco a la puerta repetidas veces. Hace menos de dos horas que salimos del instituto y Dylan no ha aparecido por allí, rezo con mis mayores plegarias que no le haya pasado nada de gravedad inimaginable. Puede ir cogiéndome por los hombros para no coger el primer avión hacia el hombre que consideran padre para arrancarle los ojos con mis pulgares.

No reconozco la furia que comienza a invadir mi cuerpo pero sí que sé y visualizo como debo volver a aporrear la puerta, esta vez con más fuerza, para que Dylan me abra de una jodida vez y no me tema lo peor del momento. Mi mandíbula se aprieta al recordar que Nora se encuentra aún en el colegio y no puede abrirme.

Por un milagro del cielo, la persona tras la puerta hace un sonido que me estremece. Suena como si alguien hubiera dejado caer su cuerpo contra la madera blanca, el vello en mi nuca se pone de punta con solo imaginar lo que estará sucediendo ahí dentro. Me dispongo a golpearla de nuevo cuando el sonido del pomo interrumpe mi acción.

— ¿Dylan? — Pregunto cuando nadie aparece para dejar que pase. Agarro el filo de la gorda lámina que impide mi entrada, siento una pesada respiración a mi costado provocando que gire mi rostro a ese punto.

Casi quiero ponerme a llorar en una esquina de mi habitación cuando encuentro a Dylan agarrando el pomo con el que me ha permitido pasar y sujetando sus costillas como si, de un momento a otro, se fueran a despegar de su cuerpo como una pegatina que ya no te gusta la quitas de tu colección.

Ignórame (U.D.S.#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora