Ignórame (U.D.S.#2)

"La cuenta atrás."

Soundtrack ~ Call me ~ NEIKED

"Y así es la vida, en un segundo estás en la cima y en el siguiente te encuentras en plena caída."

Capítulo 64: "La cuenta atrás."

Salgo de la cafetería con la mirada de Thiago colocada sobre mí, en la nuca y provocando que el vello se me erice de solo pensar la razón por la que él se encuentra así. De todos modos, la ira sigue fluyendo por mis venas tan rápido como la sangre sin permitirme calmarme y mantener una conversación decente con Thiago.

Me giro sobre mis talones ignorando la segura mirada que Casandra me está lazando a través del cristal. Fuerzo mi mandíbula escuchando mis dientes rechinar, echo un vistazo a mi costado sin sentirme capaz de mirar a Thiago, lo que menos necesito en este momento es cualquier tipo de sermón que me quiera dar. Me tiraría a la carretera y esperaría a que un vehículo me atropellar antes de escuchar una reprimenda. Tal y como decía, sus preciosos ojos azules, ahora heridos, como un animal abandonado, chocan con los míos.

Nuevas ganas de entrar ahí y empezar de nuevo la discusión, afloran. Tengo que tragar saliva y volver a mi estado anterior en cuanto recuerdo que Thiago está delante de mí, de brazos cruzados y con una maldita cara de enfado de la que no entiendo el motivo. Es decir, hay tantas razones por las que puede estar así, que no sé cual es la correcta. Y todo lo que mi cabeza puede conectar son las carreras, es lo único que puede mantenerle así.

— ¿Cómo sabías que había venido? — Es la única pregunta que sale de mis labios en cuanto me obligo a hablar. Su silencio me incomoda y los pensamientos sobre las distintas manera de avergonzar a mi madre no ayudan en este instante. Deseo con toda mi voluntad entrar ahí y gritarle mil cosas que me he guardado gracias a su inesperada y jodida presencia.

— Logan trabaja ahí — responde seco, miro al suelo comenzando a evaporarse mi sed de venganza, mi cuerpo abarca un sentimiento de miedo que empieza a expandirse, como si, por cada segundo que trascurre, quisiera incrementar esa desagradable emoción. No me acordaba de ello aunque lo hubiera deseado recordar, Logan es la maldita razón por la que él está aquí.

— ¿Qué quieres? — Vuelvo a cuestionar, cuento los minutos mentalmente para que vuelva a dejarme sola con mi madre–abandona–hijas y pueda terminar la conversación a la que venía. El corazón me martillea en el pecho ante la impotencia de no poder realizar lo que ansío, mi boca quiere seguir despotricando palabras de las que, es posible, que me arrepienta más tarde.

— ¿Eso es lo único que se te ocurre preguntar después de lo que acabo de ver? — Interroga, mis manos se convierten en piedras indestructibles, hundo mis uñas en la piel de mi palma sintiendo como el adormecimiento comienza a invadir mis músculos. La presión que ejerzo sobre ellos no es sana, pero Thiago no se percata de ellos mientras me observa de una manera que nunca he visto en él.

Me contempla con decepción y rabia, como si no pudiera creer lo que sus ojos está presenciando. Deseo gritarle un millón de cosas, soltar mi frustración en él para poder tomar de nuevo el rumbo que estaba volcando en mi madre. Como si enfadarme con él fuera solo una simple prueba para lo que me depara la disputa con Casandra. No puedo negar que me asombra su pregunta, cuando pensaba que había descubierto lo de las carreras, me sorprende con lecciones acerca de cómo perdonar a tu madre.

— ¿Qué crees que voy a decir, Thiago? — Cuestiono a la defensiva —. Es mi madre de la que estamos hablando — explico, lleva sus manos a la cabeza, exasperado. Suelta un bufido con mi mirada envenenada sin separarse de su espalda, ahora volteada para poder mirarme, otra vez.

— La misma por la que lloraste durante años, Elizabeth — recuerda, gélido, sin un maldito sentimiento de por medio. El impacto crea un agujero en mi pecho que disimulo con facilidad, sé lo que trata de hacer, pero ha logrado todo lo contrario. Probaba a que sintiera compasión con ella cuando el asco y la repugnancia hacia Casandra no ha hecho más que aumentar. Aplano mis labios con los momentos pasados invadiendo mi mente. Parece percatarse de lo que ha dicho cuando suaviza su mirada, sin embargo, no se retracta de lo que ha dicho y eso duele más que nada.