Ignórame (U.D.S.#2)

"¿Volverás a ser rubia?"

Soundtrack ~ When I'm Gone ~ Anna Kendrick

"El mundo es para los que hacen de cualquier momento la mejor aventura de su vida."

Capítulo 29: "¿Volverás a ser rubia?"

— ¿Enserio no me dirás a dónde vamos? — mi pregunta sale disparada de mis labios, la sonrisa alzándose en sus labios.

Hace unas cortas maniobras para girar el volante de mi coche. Al no saber hacia donde tenía que ir, ella misma se proclamó conductora de la noche. A fin de cuentas no sabría por que carretera ir o que carril coger.

— Deberías saberlo — responde encogiéndose de hombros, su mirada divertida lanzándome pistas.

Eso no me ayuda en lo más mínimo, mi memoria es peor que la de un pez. Por más que observo las calles, las casas, las aceras. Nada de eso consigue darme una pista de hacia donde vamos, y ya estoy empezando a impacientarme.

— ¿No me lo puedes decir? — hago un puchero con mis labios, su carcajada hace que la mueca que tenía en el rostro se cambie por una sonrisa.

Niega con su cabeza, la diversión invadiendo su mirada. Su cabeza girándose de un lado a otro mientras nos lleva en coche, su mano se apoya en la palanca de cambios. Realiza unos movimientos que ni siquiera me paro a contemplar, su rostro concentrado es lo único que mis ojos y mi cabeza pueden digerir.

— Quedan menos de dos minutos para llegar — su cabeza se gira hacia mí, vuelve su vista a la carretera —. ¿Qué tanto me miras? — Interroga.

Suelto una pequeña risa, su inocencia no tiene límite pues, podrá ser muy cerrada, pero lo mayoría de veces es la persona más genuina que he conocido en mi vida. No consigue apreciar como sus ojos cambian de color conforme su estado de ánimo, no reconoce que, cuando está enfadada, su nariz se tiñe de un color rosáceo. Tampoco logra saber que, al reírse, no hay sonido más bonito que el suyo.

— ¿Cuándo te volverás a tintar? — Cuestiono ignorando su pregunta — Tus raíces vuelven a salir, bebé — bromeo cogiendo un mechón de su cabello.

Lo coloco detrás de su oreja, el vello de su nuca erizándose ante mi tacto. Muerde su labio intentando que la sonrisa en sus labios no se termine de formar. Su mirada me evita, se centra en la carretera enfrente de sus ojos.

— No me lo voy a tintar — confiesa, su rostro volteándose para observar mi reacción.

— ¿Volverás a ser rubia? — cuestiono, la burla haciéndose presente en mi voz.

Sacude su cabeza, su vista sin dejar que los coches que tiene detrás la adelanten. Parece un instinto que, cuando lleve algún vehículo, su mirada no se despega de la carretera. No deja que nadie pase por su lado, su vida en una constante e interminable carrera.

— Capullo — susurra cuando dejo de cachondearme de ella.

Mueve el volante con brusquedad, tira marcha atrás haciéndome percatar de que está aparcando el auto. Su expresión concentrada mientras una pequeña sombra de oscuridad cubre sus ojos. Dirijo mi mirada hacia la casa que se alza ante mis ojos.

Casi quiero darme con una piedra en la cabeza cuando vislumbro que, frente a mí, el orfanato es lo que veníamos a ver. Siento como Liz apaga el motor, no se mueve de su asiento pues puedo sentir su respiración en mi nuca.

Un escalofrío recorre mi espina dorsal cuando su barbilla se apoya en la curva entre mi cuello y mi hombro. Suelta un suspiro cansado, observo por las esquinas de mis ojos como ella contempla la casa, con nostalgia.