Capítulo uno

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El silencio lo aturdía, lo desquiciaba.
Las paredes de un blanco impoluto lo ponían nervioso, y, mientras las miraba ausente, se mecía suave sobre la cama, en un vaivén infinito.

¿Por qué estaba allí?

No lo recordaba. Las únicas imágenes que tenía en su cabeza eran de momentos que había pasado con Gerard.
Gerard...
Lo extrañaba tanto, que, cuando lo recordaba, un nudo se alojaba en su garganta, a veces, impidiéndole respirar.

- Volveremos a estar juntos, Gee...- Murmuraba, mientras imaginaba su reencuentro.

- Hora de la medicina, Frank.- No se dio cuenta cuando una enfermera entró, rompiendo el horrible silencio.
- Quiero ver a Gerard.- La miró con ojos idos.- ¿Dónde está Gerard?
- Frank, ahora te debemos de inyectar la medicina.
- ¡No! ¡Quiero a Gerard! ¡¿Dónde está Gerard?!
- Tranquilo, Frank...

La enfermera se acercó sigilosamente, temiendo que Frank tenga otro ataque.
Cuidadosamente le inyectó el líquido que había extraído de un pequeño frasco.

- Quiero a Gerard...- Su voz se iba apaciguando, al igual que sus facciones.- ¿Dónde está Gerard?
- Gerard murió, Frank, tú lo mataste.
- ¿Qué? No... Eso no es posible... Yo lo amo.

La enfermera se fue, dejándolo otra vez en soledad.

- Gerard...

Y recordó. Recordó su traición, recordó la pelea y recordó cómo las tijeras entraban una y otra vez en la carne de Gerard.

- Gerard ama a Frank.- Sonrió.- Frank ama a Gerard.

El vaivén se volvía cada vez más rápido, en un movimiento salvaje.

- Frank y Gerard juntos contra el mundo.

Un ruido lo sobresaltó. Era algo parecido a un llanto..., a un lamento.
Cuando levantó la vista, una sonrisa desquiciada se le formó en su rostro.

- Gee, volviste...- Lo miró, como se miran dos enamorados.- ¿Ya no te irás más, verdad?

El cuerpo de Gerard temblaba, y sus sollozos le rompían el corazón a Frank.

- ¿Por qué lloras, Gee?- No obtuvo respuesta alguna.- ¿Qué pasa?

"Tú me mataste" vio cómo se formaba en los labios de su amado.

- Eso es mentira, Gee, ¿Quién te lo dijo? ¡Dime que lo mataré!

"Tú me mataste" Repitió sin sonido.

- ¡Es mentira! ¡Yo no te maté!

Gerard lo miraba con lástima, con miedo... Y Frank no podía soportar eso.

- ¡Tienes que creerme, Gerard!- Comenzó a gritar.- ¡No te maté!

El cuerpo de Gerard lo miró una vez más y se desvaneció.

- ¡No te vayas, Gee! ¡Te amo! ¡Te amo! ¡Ven, Gee! ¡Ven y estaremos juntos por siempre!

De atar; FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora