Capítulo veintiocho

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— ¿Qué haces aquí?– Susurró Frank a un Gerard trepando por el balcón de su habitación.
— Vine a verte.– Saltó la barrera e inmediatamente se acercó a la puerta que los conectaba.
— ¡Si mis padres se enteran van a matarme, Gerard!– Se apartó del abrazo que su novio le iba a dar.— ¿Cómo mierda subiste al balcón?
— Magia.– Se burló.
— En serio, Gerard, mis padres están durmiendo y podrían oírnos.

Gerard arqueó una ceja, divertido y a la vez con picardía.

— ¿Oírnos?
— Si...

Frank se acercó a su novio, que lo esperaba impaciente, y lo besó con fiereza.
La verdad era que los dos estaban nerviosos, ya que ese "nos podrían oír" obviamente no se refería a que los escucharían hablar.

— Espera, Frank...– Gerard susurró agitado, mientras Frank le besaba el cuello.

Frank masculló algo inteligible, ocupado todavía en la pálida piel de su chico.

— Frank...– Lo apartó un momento, para luego ofrecerle una sonrisa.— Papá y mamá se van a divorciar.

Frank se separó del abrazo que todavía mantenían.

— ¿Qué?
— Ayer discutieron y...
— Tus padre no se pueden separar, Gerard, ellos son lo más parecido a un matrimonio feliz que alguna vez vi en mi vida.
— Parece que eso se acabó.
— ¿Estás bromeando, verdad?– Frank, al ver el rostro serio de Gerard, se alarmó.— ¿Y qué va a pasar?
— No lo sé...
— ¿Qué va a pasar con nosotros, Gee?– Se agarró la cabeza con ambas manos.— ¿Te vas a ir?
— No, amor, escúchame.– Lo sostuvo de los hombros, haciendo que Frank lo mire a los ojos.— No nos van a separar.

A Gerard se le escaparon un par de lágrimas, y a Frank algo le hizo "click" en su cabeza; estaba siendo egoísta, los padres de Gerard se iban a separar y él solo se preocupaba de que no se vaya y lo deje solo.

— Todo va a estar bien.– Susurró, acunando el rostro del otro.— Te amo, Gee...
— Y yo a ti...

Esa noche durmieron abrazados, deseando con todas sus fuerzas no ser separados.

De atar; FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora