Capítulo ochenta y cuatro

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Frank todavía seguía enfadado por la pelea con Gerard. Él pensaba, obviamente, que tenía la razón.
Después de todo era su vida, el perjudicado es él, no Gerard.
También su casa se había convertido en una batalla campal, siempre con gritos y discusiones acaloradas.
Frank seguía sin saber el motivo que tenía así a sus padres, ya que ellos, cuando no estaban peleando, se limitaban a ignorarlo deliberadamente.
En el día su madre se entretenía recordándole cuán mierda era, y por las noches Cheec disfrutaba insultándolo y poniéndole apodos hirientes.
Cheec y Linda no sabían el daño que le estaban haciendo a su único hijo.
Cheec y Linda no sabían que estaban destruyendo a su hijo.
No sabían que Frank deseaba morir, todo por culpa de ellos.

De atar; FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora