Frank entró a su casa un poco asustado, pues sabía que sus ojos no le habían fallado. Lo que vio fuera era demasiado real.
Decidió recostarse en el sofá, últimamente se encontraba muy cansado por todo lo sucedido.
Ya casi el sueño lo había vencido cuando sintió un rudo toque en su hombro, haciendo que se sobresalte.
— ¿Qué quieres, Gerard?
Se talló los ojos para asegurarse de que no estaba soñando.
— ¿Qué haces aquí?
Gerard no le respondía, solo lo observaba detenidamente, provocándole miedo.
— ¡Ya dime qué quieres!
Entonces lo fue a agarrar y su mano traspasó lo que se suponía era el cuerpo de su novio.
Dio dos pasos hacia atrás, jurando que ese ser lo miraba con odio.
— ¿Qué eres?– Preguntó intentando no tartamudear, el temor estaba haciendo estragos en él.
La cosa con la forma de Gerard seguía sin siquiera pestañear.
Frank vio cómo se le acercaba y le traspasaba el cuerpo, estremeciéndolo por completo.
Aquella cosa no podía ser real.
