Capítulo setenta y tres

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Frank resolvió volver a su casa al ver el clima tenso que se había formado entre Gerard y él, tratando de no arrepentirse al verlo semidesnudo sentado en su cama.

— ¿De verdad te irás, Frank?– Preguntó Gerard un poco angustiado.
— Mi padre puede darse cuenta de que me fui, ya que se supone que salí a "tomar aire".– Mintió, en realidad eso solo era una excusa.— No quiero más problemas.

Quedaron en silencio por unos buenos minutos, en los cuales Frank se dedicó a ponerse su camisa y ordenarse el cabello.

— Adiós, Gerard.
— Frankie...– Lo llamó, ya que se estaba yendo.
— ¿Qué?
— Te amo.

Frank no se resistió y fue a abrazarlo, sin importarle lo mucho que se había mentalizado para irse sin despedirse.

— Te amo.– Repitió Gerard.— Te amo.
— Yo te amo a ti, pequeño.– Le dio un beso en los labios.— Volveré en cuanto pueda.

Se separó del abrazo y bajó las escaleras, encontrándose con una persona desagradable que lo miraba desde el sofá.

— No te metas en mi vida, Bob.– Lo amenazó.— Ten cuidado con lo que haces...

Sin decir más se fue, sintiendo un presentimiento extraño.

De atar; FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora