Capítulo cuarenta y cuatro

44 17 5
                                    

La lluvia caía sobre la ciudad de un modo aterrador. Gerard todavía seguía internado en aquel lúgubre hospital.
Frank se escapaba de su casa todos los días para poder verlo, aún cuando corría terribles riesgos de ser descubierto.
Donald y Donna seguían peleados, mas ahora soportaban la presencia del otro en la misma sala -aunque siempre había un clima tenso-, y veían juntos cómo Gerard se recuperaba a pasos agigantados.
Un relámpago alumbró la habitación, haciendo que todos se sobresalten.

— Parece que Dios está enojado.– Dijo Donna, más bien por rellenar el espacio incómodo en el que se habían sumido.

Frank frunció el ceño ante lo dicho, sabiendo que era mejor no discutir sobre la existencia de ese todopoderoso.

— ¿No te tienes que ir, Frank?– Volvió a hablar, alternando la vista desde él, Gerard y la ventana.

Frank supo de inmediato que hacía un mal tercio -o cuarto, si contaba a Donald-, y, haciendo de tripas corazón, prosiguió a saludar.

— Adiós.– Se acercó a Gerard, mas no supo cómo saludarlo, ya que sus padres estaban allí.
— No tengas vergüenza, Frank, nosotros imaginamos lo que ustedes hacen cuando no estamos.– Río Donna con picardía.

Los dos muchachos sonrieron nerviosos, sintiendo calor en sus mejillas.
Frank lo agarró del camisón de hospital y le dio un pequeño beso.

— Adiós.– Repitió y se fue.

∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆

Supongo que mañana subiré doble por este capítulo tan mierda.

¡Gracias por leer! 💕

De atar; FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora