CAPITULO 3

68.5K 4.4K 1K
                                    

-¿Qué?- pregunté sin entender muy bien la respuesta.

-Eres mi compañera de vida, mi mate...

-¿Tu qué?

-Mi mate... Estamos destinados a estar juntos...- dijo él tan serio que me lo llegué a creer.

-Lo primero que haga cuando salga de aquí será buscarte plaza en el manicomio... Porque chaval, estás como una cabra- reí yo sentándome en la cama.

Gruñó por lo bajo y cuando le miré los ojos se le habían oscurecido varios tonos.

Aparté la vista y decidí no volver a mirarle.

-Supongo que vosotros, los humanos, soléis reaccionar así a las cosas que os impactan- dijo con una voz más calmada.

-¿Nosotros los humanos? ¿Entonces tu que eres?- aquél chico iba de mal en peor...

-Un licántropo- dijo sin rodeos.

Reí tanto que me tuve que secar las lágrimas, aquello si que era bueno.

-Ya claro y yo soy tinker Bell...

No le miré pero supe por su respiración que estaba más que cabreado.

De un momento a otro me tuvo aprisionada entre el colchón y su cuerpo, sujetando mis muñecas por encima de mi cabeza.

-¿Qué parte de "no me toques" no te ha quedado clara?- dije fingiendo enfado para que no se diese cuenta de que realmente estaba muerta de miedo.

Se acercó a mí y enterró su rostro en el hueco de mi cuello.

-Hueles tan bien...- suspiró haciéndome pequeñas cosquillas que me hicieron vibrar.

Me aparté como pude y él apretó más mis muñecas, hundiendo sus dedos en la herida que tenía.

-Por favor... Sueltame- dije intentando contener el dolor.

Subió la vista un poco y se percató de la herida que tenía.

-¿Cómo te has hecho eso?- preguntó algo alarmado.

-Si no me atases una cadena como si fuese un chucho... Esto no pasaría.

Se incorporó rápidamente quitándose de encima mío y salio corriendo al otro extremo de la habitación.

Vi como buscaba algo en la cajonera del otro extremo de la habitación y volvió a mi con algo entre los dedos.

Una llave... Por fin tendría una oportunidad de escapar, aún que me tirase por la ventana yo debía salir de ahí.

-Ya te aviso que la ventana está a cinco pisos del suelo... Yo que tu no me la jugaba- dijo leyendo mis pensamientos- la puerta estará vigilada siempre y cuando yo no esté.

Introdujo la llave en la cerradura del candado de la cadena y mi muñeca pronto se sintió liberada.

Me miré la zona afectada, no era grave pero necesitaría algunos cuidados.

Jordan me cogió la mano e inspeccionó la herida con detalle para después traer el botiquín del baño y empezar con la cura.

Por último me vendó la muñeca y me miró con satisfacción orgulloso de su trabajo.

-No esperes que te dé las gracias... Esta herida ha sido gracias a tus ideas de bombero.

Iba a hablar cuando alguien irrumpió en la habitación sin llamar a la puerta.

-Alpha... Esos estúpidos chupasangres han entrado- dijo nervioso un chico bastante joven.

Sin siquiera despedirse salió disparado por la puerta y me dejó sola en la habitación.

Al menos tendría tiempo para planear la huida.








JordanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora