CAPITULO 21

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-Cariño...- susurró una dulce voz a la vez que notaba como me tocaban el hombro.

Abrí los ojos y por la claridad del salón supe que ya había amanecido.

Vi a Valerie con un gesto preocupado y me sonrió levemente cuando abrí los ojos del todo.

-No me digas que has dormido toda la noche aquí, querida...- se lamentó ella.

Me incorporé en el sillón y estiré mis piernas, que dolían por haber estado toda la noche en una mala posición.

Me levanté del sillón y me refroté la cara para después dirigir mi mirada a Valerie.

-¿Qué ocurre?- pregunté sabiendo que ella no me contaba toda la verdad.

Al instante se tensó y sus ojos se movieron nerviosos por la sala.

-Valerie...- susurré cansada.

-No puedo, Mack... Lo siento- se disculpó saliendo del salón a un paso apresurada y dejándome con la palabra en la boca.

No entendía todo el secretismo que había, era la típica situación en la que todos saben algo sobre ti menos tú... Frustrante ¿No?

Fui hasta la habitación para ducharme y cambiarme de ropa, sabía que a esas horas Jordan ya no estaría ahí.

Como supuse, la habitación estaba vacía así que cogí ropa limpia y me fui a la ducha.

Acabé media hora después y no supe que era lo que podía hacer, así que sin ganas de desayunar bajé las escaleras y me encaminé hasta la puerta principal para después salir por ella.

Me encontré a Jordan entrenando con la manada y todos me miraron en silencio, incluido el Alfa.

-Pensaba que tenías entrenamiento con nosotros a las seis y media- dijo medio chillando él.

-Pensaba que habías dejado de ser un auténtico capullo... Lo que es la vida ¿Eh?- sonreí sarcástica de vuelta.

Los chicos rieron por lo bajo y Jordan los escuchó, ganándose así una mirada asesina por su parte.

Les di la espalda y me dirigí al garaje sabiendo que allí encontraría lo único que conseguiría que me despejara de todo aquel asunto.

Me dirigí al tablón donde estaban todas las llaves de los vehículos y cogí la llave de una de las Harleys, para ser más concretos de la de color negro.

Me dirigí a esta y me senté sintiendo el frío cuero en mis piernas, metí la llave en el contacto y la giré segura de lo que estaba haciendo.

¿Qué quien me había enseñado a conducir una moto? Angélica, la chica que trabajaba conmigo en Nueva York, sus hermanos tenían una afición por las motos increíble... Así que ella heredó esa afición e hizo que yo también me enamorara de esas pequeñas bellezas.

Di un giro de muñeca escuchando rugir el motor del vehículo y sonreí y quité el caballito para después ir soltando el freno poco a poco y dejar que las ruedas empezarán a rodar sobre el asfalto.

Salí del garaje y aceleré al ver la mirada de Jordan sobre mi.

-¡Mackenzie!- chilló des de la lejanía.

Hice caso omiso y aceleré aún más dejando atrás todo lo que había en el paso.

Las serpenteantes carreteras de los bosques invitaban a correr a doscientos por hora.

Miré por el retrovisor y mi semblante cambió al ver el deportivo de Jordan a apenas unas decenas de metros de mí.

Aceleré todo lo que pude, dejándole bastante atrás, pero no lo suficiente como para que en pocos minutos me volviera a tener a pocos metros.

Aquello se convirtió en una persecución en toda regla, la situación era de risa.

Vi como me alcanzaba y se colocaba en el carril paralelo para adelantarme.

Me molesté mucho al ver que conseguía adelantarme con facilidad, le miré y vi que una sonrisa burlona se asomaba por sus labios.

Aceleré aún más si eso era posible y empezamos una carrera clandestina que pronto terminó cuando consiguió volver a ponerse en el carril correcto pero esta vez en frente de mí.

Paró el coche de un derrape, haciendo que éste quedará en los dos carriles, bloqueandome cualquier paso posible.

Se bajó del vehículo y esperó a que yo fuera redujendo la velocidad, cosa que no hice.

Vi que no tenía intención de moverse así que no frené y vi como alzaba una ceja, interrogandome si de verdad sería capaz de estrellarme contra él y su coche.

Seguí sin frenar, y en el último segundo, cuando faltaban menos de diez centímetros para atropellarle frené en seco.

Levanté la mirada y me encontré con la suya, desaprobando todo lo que había hecho.

-Creo que no me hace ni falta preguntarte si estás loca... Acabo de comprobar que si- dijo él algo enfadado.

-Pues vaya pareja, una está como una puta cabra... El otro es bipolar... No se que será peor, pero me quedo con mi locura antes que ser como tú- puntué la última palabra.

Apagué el motor de la Harley y bajé de ella para encarar a Jordan.

Vi que nuevamente estaba serio y me dieron ganas de acabar con su maldita existencia.

-¿Qué te pasa, Jordan?- pregunté por milésima vez, exasperada.

-Da la vuelta y vuelve a la mansión, y que no se te ocurra volver a hacer algo así...- ordenó él.

-¿Qué te hace pensar que me puedes dar órdenes?- rei cínica.

-Haz lo que te digo- dijo frío.

-¿¡De que mierdas vas, Jordan!? ¿¡En que puto momento me convertí en una pertenencia más para tí!?- chillé acercándome a él gesticulando con las manos.

-Me perteneces... Es tan simple como eso... Ahora da la vuelta y vuelve a casa- dijo sin alterarse.

-No quiero- me crucé de brazos y le encaré desafiandole con la mirada.

-Algún dia entenderas que lo hago por vuestro bien- dijo él agarrándome del brazo y metiéndome en el coche en el asiento del copiloto.




JordanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora