CAPITULO 34

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-No harás ninguna tontería... ¿Verdad, princesita?- susurró en mi cuello haciéndome sentir una gran repugnancia.

Mis ojos se movieron nerviosos por la cocina, busacando algo que me sirviese como arma.

Negué con la cabeza contestando a su pregunta.

Mis ojos se toparon con el set de cuchillos que había encima de la isla y calculé la distancia para empezar a idear un plan.

Miré a los ojos a aquel vampiro y me di cuenta de que no era la primera vez que le veía... Era el mismo vampiro que intentó secuestrarme en la pelea que hubo el primer día que yo estuve en la antigua mansión...

¿Cómo nos había localizado?

-Bien princesa... Si no tu pequeño cachorro sufriría las consecuencias...- dijo él con maldad.

Aquello me hizo hervir la sangre, nadie se metía con mi pequeñín.

Le mordí la mano con toda la fuerza que reuní y éste me soltó maldiciendo, lo que me dió tiempo suficiente como para acercarme a la isla y sacar un cuchillo del soporte en el que estaban todos los demás.

Y cuando volteé para clavarle el cuchillo me agarró las muñecas evitando eso y haciendo la fuerza suficiente para que mis manos se abriesen soltando el cuchillo y cayendo a nuestros pies.

Me agarró por el cuello y me levantó del suelo lanzandome hasta el otro extremo de la cocina, haciendo que cayera encima de la mesa de cristal que teníamos y rompiéndola cayendo con los pequeños trozos al suelo.

Me retorcí de dolor haciendo que los trozos de vidrio se me enterraran en la carne haciéndome sangrar.

Me quejé en el suelo y no entendía como nadie de la casa había oído todo lo que había pasado en los últimos dos minutos.

Escuché un rugido proviniente de la segunda planta y me alarmé.

-Cameron...- susurré haciendo que el vampiro desviara la mirada hacia mí y se acercara con grandes zancadas.

Me intenté apartar pero lo único que conseguía era clavarme los restos de la mesa.

-Vaya vaya...- susurró con una sonrisa en la cara- Nos ha salido muy guerrera...

Por fin, conseguí salir del montón de cristales y me encontraba de rodillas entre la cocina y el salón, justo al pié de la escalera.

El vampiro seguía avanzando hacia mí... Para él todo aquello solo era un juego... No sabía que era lo que buscaba concretamente.

Llegué a las escaleras intentando no pensar en todo el dolor que sentía en aquellos momentos y apoyé mis manos en el primer escalón, pero antes de hacer algún movimiento más, el vampiro me agarró del brazo dándome un tirón y haciendo que quedara boca arriba entre las escaleras y el suelo.

Mi mano viajó a su cara con la intención de pegarle... Agarró mi muñeca en el aire y juntandola con la otra me las puso por encima de la cabeza, quedando encima de mí...

-Eres tan tentadora...

Escuché unas pezuñas contra el suelo de la casa y noté vibrar el suelo cuando el enorme lobo dió un salto des de arriba de la escalera para caer justo al final de esta.

Gruñó y sus ojos azules como zafiros brillaron en la penumbra del lugar.

El vampiro me soltó y se incorporó encarando a Jordan.

Jordan me miró y supe con aquello que me pedía que me marchara de ahí.

Me incorporé como pude y necesité un momento para no caer por el dolor que me estaba provocando cada pequeño movimiento.

JordanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora