Habían pasado algunos días desde la llegada de Dante, la mayoría de gente se había mostrado reacia ante él, pero por suerte la amabilidad de Valerie era igual para todos, y había acogido a Dante cómo uno más. Pero sabía que poco a poco ese chico se empezaría a ganar la confianza de la manada... O eso esperaba.
Aquella mañana me levanté poco después de que Jordan se metiera en la ducha. Me senté al borde de la cama y me refroté la cara intentando despejarme.
Oí como tocaban la puerta y no me pude hacer una idea de quien podría ser. Me levanté a duras penas y me encaminé a la puerta, para después abrirla y encontrarme con la persona que menos esperaba.
-Dante... ¿Qué...?- empecé a decir.
-Me han seguido- me interrumpió con la cara descompuesta y entrando en la habitación.
-¿Qué? ¿Quiénes? Habla- exigí mientras cerraba la puerta detrás de nosotros.
-Los vampiros que me tenían preso en Dinamarca... Están cerca... Lo presiento...- susurró caminando por la habitación con nerviosismo.
-¿Cómo? Seguro que son imaginaciones tuyas... Cálmate- pedí.
-¡No!- chilló dándose la vuelta y mirándome con ese destello rojo que caracterizaba su raza.
Retrocedí un paso y enseguida su semblante cambió.
-Lo siento... Es solo que... Déjalo, serán cosas mías.
Asentí sin saber que decir y me di cuenta de que la ducha ya no se escuchaba en el baño de la habitación...
La puerta del baño fue abierta con brusquedad, dejando ver a un Jordan cubierto con solo una toalla y con uno de los semblantes más serios que tenía.
-¿Qué demonios haces aquí?- inquirió él- ¿Primero entras en mi casa y después te cuelas en mi habitación?- espetó él para después chasquear la lengua.
-Jordan...- susurré haciendo que me mirara por una milésima de segundo y volviese a dirigir la mirada a mi primo, una mirada de odio que decía: "Vete o muere"
Dante agachó la cabeza y marchó de allí lo más rápido que pudo. Una vez salió de nuestra habitación decidí que era momento de hablar.
-¿A ti que te pasa? ¿Cuál es tu problema?- dije cruzandome de brazos mientras él se dirigía al armario para vestirse.
-Él es mi problema...
-¿Cómo dices?
-No me gusta... No quiero que esté aquí- dijo mientras se vestía.
-Es mi primo...
-Han pasado ocho años... Ha vuelto después de pasar ocho años entre aquellos vampiros... ¿Quién te dice que no es un plan para enderrocar siglos de dinastía licantrópica, mi dinastía?- dijo remarcando la penúltima palabra.
-Eres un dramático... Se quedará te guste o no.
-Ya lo veremos- me dijo acabando de ponerse la sudadera mientras me miraba entrecerrando los ojos, desafiante.
-Si... Eso digo yo- le miré de la misma manera.
Gruñó y se fue de la habitación metiendo un portazo que me hizo estremecer.
Me tiré en la cama y suspiré profundamente... No entendía la actitud de Jordan... Era como un niño pequeño.
No estuve mucho tiempo así ya que escuché unos gritos en la planta de abajo y no dudé dos instantes antes de salir corriendo al pasillo y seguir por las escaleras, llegando al salón y encontrarme con algo que hubiese preferido no ver...
-¡Jordan!- chillé a todo pulmón, más enfadada de lo que nunca había estado en mi vida...

ESTÁS LEYENDO
Jordan
Werewolf-Querida... No saldrás de aquí en tu vida... Aquellas palabras me helaron haciendo que se me quedara cara de tonta. ¿C-como dices?- tartamudeé yo. -Lo que oyes pequeña... Me perteneces, siempre lo has hecho Mack. -¡Estas loco- le chillé sin poder co...