Me lancé a sus brazos sin pensarlo dos veces, le besé como si fuese el último beso que le fuese a dar y escuché aplausos y silbidos por parte de la manada.
Nos separamos y me acerqué a su oído para que solo él lo pudiese escuchar.
-No me hacía falta un anillo o un compromiso... Voy a estar a tu lado hasta mi último aliento...- susurré.
Sentí las manos de Jordan alrededor de mi cintura y me besó la mejilla para después mirarme a los ojos.
-Por una vez en la vida... Quería hacer las cosas bien contigo, como los humanos... Flores, bombones...- enumeró trayéndome recuerdos.
Reí por aquello y en medio de esa risa me di cuenta de la felicidad que me traía estar así... No era mi familia de sangre ni mucho menos... Pero estar cerca de la manada y de Jordan hacía que me sintiera la persona más afortunada del mundo.
4 meses después
El invierno ya había pasado y los árboles empezaban a florecer con la llegada de la primavera.
Mi vientre cada vez más se veía más abultado, y hasta el momento no tuve ningún tipo de problema o complicación.
Aún que Claudine, una doctora que tenía conocimiento sobre la licantropía, me seguía muy de cerca el embarazo.
Decidimos que lo mejor sería casarnos después de tener al pequeño, hacia un par de semanas que habíamos podido saber que era un niño.
El nombre de Cameron rondaba mi cabeza, como posible candidato para nuestro hijo... Aún que como siempre, Jordan tenía algo que decir al respecto.
-Pero Daniel me gusta- rechistó él como un niño pequeño.
-Se llamará Cameron...- dije des del sillón de la sala, ya cansada por el debate.
-¿Qué tal si le ponéis los dos nombres?- preguntó Valerie dando ideas.
-Bueno... Ahora que lo pienso... No estaría tan mal ¿No?- dije mirando a Jordan.
-Daniel Cameron Kay...- susurró él para sí mismo.
-Oye oye... ¿Porqué debe ir Daniel primero?- pregunté iniciando de nuevo el debate.
Valerie negó con la cabeza riendo y se fue de allí... Éramos como unos críos.
Jordan se acercó a mí con un par de tazas con chocolate caliente en las manos y me tendió una, sentándose en el sillón que había en frente del mío.
Le miré y me sonrió para después darle un sorbo a su taza.
La llegada de la primavera hacia que el ambiente desanimado y triste de invierno desapareciera, dando paso a una alegría que era percebible por cualquier rincón de la casa.
Había calculado que aproximadamente Cameron nacería en septiembre, después de verano.
En el fondo no tenía ninguna experiencia para algo así, aún que sabía que sería interesante.
Nunca me había parado a pensar con qué edad tendría hijos o me casaría... Pero ese mismo año cumplía veinte y en un mismo año me casaría y sería madre... Estaba claro que me gustaba vivir al límite.
Hacía poco nos habíamos acercado a comprar ropita tanto para Cameron como para mí... Sabía que en unos meses no me iba a caber nada de lo que tenía.
Me levanté del sillón y dejé la taza en la pequeña mesita que había entre los dos sillones.
Me acerqué a Jordan y me senté en su regazo, hundiendo el rostro en el hueco de su cuello.
Eso le hizo sonreír, sabía que de normal no era tan cariñosa... Pero era lo que tenían las hormonas del embarazo, por alguna extraña razón, me hacían querer tener a Jordan 24 horas a mi lado.
Dejó su taza a un lado y se acomodó en el sillón, haciendo que yo quedara prácticamente estirada encima de él.
-Bffff... Has engordado, eh...- rio él poniendo una de sus manos en mi vientre.
-Eso me dicen...- dije yo poniendo mi mano encima de la suya.
-Venga... Deja que se llame Daniel- insistió él.
-No... Te lo he dicho un millón de veces... Se llamará Cameron y fin de la discusión- puntué yo.
-Esta bi...- empezó a decir, pero un fuerte estruendo, fuera de casa le interrumpió.
Nos levantamos de golpe y Jordan se situó delante de mí con todos los sentidos alerta.
Avanzamos hasta llegar a la puerta principal y Jordan la abrió.
Le cogí de la mano con fuerza y le seguí fuera de la casa... Lo que encontramos hizo que las piernas me temblaran y la sangre se me helara.
Jordan me agarró por los hombros y me metió dentro de casa.
-Ve al garaje por la puerta interior, coje un coche y vete de aquí... Te encontraré... No vuelvas bajo ninguna circunstancia aqui...- Dijo casi con desesperación- Te amo- susurró contra mis labios antes de besarme fugazmente.
Salió de la casa rápidamente dejándome con la palabra en la boca, reaccioné enseguida y fui corriendo hasta el garaje por la puerta que había al final de la cocina.
Bajé los escalones que habían antes de llegar a otra puerta y abrirla para meterme en el garaje.
Cogí la llave del deportivo de Jordan y fui corriendo hasta él.
Me metí dentro y en menos de dos segundos salía a toda velocidad del garaje.
Me adentré en las serpenteantes carreteras no sin antes echar un último vistazo a la mansión, sintiendo como mis ojos se aguaban y una pequeña lágrima se desprendía para después rodar rápidamente por mi mejilla.

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Jordan
Lupi mannari-Querida... No saldrás de aquí en tu vida... Aquellas palabras me helaron haciendo que se me quedara cara de tonta. ¿C-como dices?- tartamudeé yo. -Lo que oyes pequeña... Me perteneces, siempre lo has hecho Mack. -¡Estas loco- le chillé sin poder co...