Desperté en el momento en el que noté movimiento a mi alrededor.
Abrí los ojos encontrándome con la tenue claridad del alba, mientras observaba como Jordan buscaba nuestra ropa por la habitación.
Reí levemente y él enseguida se dió la vuelta sorprendido.
-¿Te ibas a ir sin decirme nada?- bromeé.
-Sabes que sí- me guiñó un ojo mientras se acercaba a mi, apoyándose en la cama y alcanzando mis labios, dejando un fugaz beso que me dejó insatisfecha- Buenos días...- susurró contra mis labios- Se te cayó esto ayer- rio tendiéndome mi ropa.
-Vaya... Que despistada soy... Casi ni me di cuenta de que no la tenía- le devolví la broma.
-¿Que voy a hacer contigo... Mi pequeña despistada?
Me encogí de hombros sonriendo levemente.
-Quererme mucho... Y alimentarme- dije haciendo que riera por lo último.
Miré la ventana sabiendo que en breves deberíamos volver a casa para que Jordan dirigiese el entrenamiento diario.
-Deberiamos ir volviendo...
-Aún hay tiempo- dijo él- ¿Desayunamos?
-¿Con desayuno incluido? Definitivamente mi mejor estancia entre las sábanas de alguien- reí mientras me empezaba a vestir.
-Ah... ¿Qué han habido más?- preguntó Jordan con un tono medio enfadado, que hasta que no me di la vuelta, no vi lo serio que se encontraba.
-Jordan...- susurré de manera dulce, haciendo que la tensión se redujera- Sabes que eres el único... No seas melodramático, cariño- dije dejándole un beso en la mejilla y acabando de vestirme.
Me levanté de la cama y agarrando una de sus manos, prácticamente le arrastré fuera del dormitorio hasta llegar a la cocina.
Me senté en el mármol de la cocina y le miré expectante.
-Muevete, el desayuno no se preparará solo...- reí yo.
Negó con la cabeza y empezó a preparar unas tostadas. Cuando vi que estaba a punto de empezar a untar la mantequilla hablé.
-No te cortes... Que tengo hambre
-Te has levantado mandona... ¿Porqué me desafías tanto?
-Soy tu mujer... Puedo hacerlo- dije reclamándole como mío.
-Siento mucho decirte, amor mío, que no somos marido y mujer aún...- dijo divertido.
Agaché la cabeza al darme cuenta de ello y aún que sabía que no tendría una boda con toda la gente con la que me gustaría tener... Pensé que era una bonita forma de reunir a la manada.
-¿Podrías mirar tu agenda de ésta semana?- pregunté.
Jordan sonrió y sacó una libreta imaginara que empezó a hojear como si fuera real.
-¿Y bien? ¿Como tiene la agenda el señor ocupado?
-Para ti siempre la tengo libre, preciosa- dijo mientras me guiñaba un ojo y seguía untando mantequilla en las tostadas.
-Y ahora la mermelada... Si no hay de fresa no la quiero- reproché.
Jordan negó con la cabeza y se dió la vuelta, dejando lo que estaba haciendo y encaminándose hasta mi.
-La tarea de untar mantequilla requiere concentración... Y si no dejas de ser tan mandona, no podré hacer mi trabajo bien- dijo él agarrando mis muslos y acercándose a mis labios.
Mis manos se deslizaron por su nuca, atrayéndole a mi, acortando los pocos centímetros que quedaban para juntar nuestros labios.
En el momento en el que Jordan quiso ir a más me separé con una sonrisa traviesa, dejándole confuso.
-Tengo hambre... Acaba de preparar el desayuno y deja de desconcentrarte tanto...- reproché divertida.
-A sus órdenes, mi señora- dijo él antes de volver a su tarea.
Me bajé del mármol y empecé a buscar el café junto a unos vasos y la leche para prepararlo.
Entre miradas furtivas y alguna que otra nalgada, acabamos de preparar el desayuno.
Una vez acabamos de desayunar con bastante tranquilidad, decidimos que era hora de volver a casa.
Después de asegurarnos que todo estuviese en orden y cerrar la cabaña, volvimos por el mismo camino por el cual habíamos venido la noche anterior.
Pronto llegamos a casa y justo cuando estábamos a punto de entrar, vimos como cerca de la valla que delimitaba el jardín de la carretera, se encontraban dos de los hombres de Jordan discutiendo con una tercera persona que tenía la intención de entrar en nuestro territorio.
Jordan y yo, cogidos de la mano, nos acercamos a aquel grupo y mi semblante cambió al reconocer a esa tercera persona.
-¿Mackenzie? ¡Mackenzie!- chilló Dante intentando abrise paso entre los guardias para llegar a mí.
-Dante...- susurré entre dientes mientras Jordan y sus dos guardias miraban la escena confusos.

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Jordan
Werewolf-Querida... No saldrás de aquí en tu vida... Aquellas palabras me helaron haciendo que se me quedara cara de tonta. ¿C-como dices?- tartamudeé yo. -Lo que oyes pequeña... Me perteneces, siempre lo has hecho Mack. -¡Estas loco- le chillé sin poder co...