CAPITULO 43

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Pude ver cómo todo pasaba a mí alrededor sin poder detenerlo... Todo fue tan rápido que pronto llegamos a los pronunciamientos de los votos matrimoniales.

-Yo, Jordan Kay, acepto a Mackenzie Richardson como legítima esposa, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, aún que no es nuestro caso- rio él haciendo reír a los invitados, yo solo sonreí con suficiencia- Todo lo que soy y todo lo que tengo es tuyo hasta mi último aliento... Hasta que mi corazón deje de latir... Te amaré hasta la muerte.

Esas palabras me hicieron estremecer y supe que después de eso venía mi turno.

La voz me tembló en la garganta mucho antes de salir por mis labios.

Calle rápidamente y miré a Jordan que me observaba impaciente... Mis ojos se toparon con los suyos y una familiaridad acogedora me envolvió por completo... Era Jordan... Era mi Jordan... El que siempre cuidaba de mi, el que me protegía, el que me quería y me alejaba de todo aquello que pudiese herirme... El que me mentía una y otra vez... Ocultándome cosas, engañandome...

¿De verdad estaba dispuesta a pasar una eternidad entre mentiras solo por él?

Le amaba con todo mi ser... Pero siempre llegaba a la conclusión de que había algo que no me encajaba en él.

Él conocía hasta mi más último pensamiento... Pero y ¿Yo? ¿Realmente le conocía?

Los segundos empezaron a pasar y la respiración se me entrecortaba cada vez más.

Tenía tantas cosas en la cabeza que no podía pensar en una con claridad. La gente empezaba a murmurar i los ojos de Jordan seguían clavados en mi.

Negué levemente con la cabeza, gesto que solo fue percebido por mi compañero.

-Necesito aire... Sácame de aquí porfavor- supliqué en un susurro apenas audible.

Jordan solo asintió y pasándome un brazo por la cintura me acompañó por todo el camino del altar.

Agaché la cabeza sintiéndome incapaz de mirar a ninguno de los presentes y porfin llegamos a la puerta principal de casa.

Jordan la abrió y me dejó pasar primero para después cerrar la puerta detrás de él.

Me empecé a pasear intentando ordenar las ideas y apoyé una mano en la baranda de la escalera principal cuando noté que mi cuerpo se empezaba a desvanecer.

Jordan enseguida sostuvo mi cuerpo y me obligó a sentarme al pié de las escaleras mientras él hacía lo propio.

La cabeza me daba vueltas, cerré los ojos con fuerza intentando disuadir aquella sensación que me invadía por momentos.

-¿Qué ocurre, Mack?- se alarmó él arrodillándose frente a mí.

-No... No lo sé- susurré a duras penas sintiendo el cuerpo cada vez más pesado.

Escuchamos la puerta principal abrirse y levanté la cabeza con dificultad para ver a Cory asomarse.

Al verme así enseguida corrió en mi dirección y se arrodilló junto a mi de la misma manera que Jordan lo había hecho.

-Mierda... ¿Es que acaso no lo hueles, Jordan?- le preguntó Cory alterado.

-Acónito...- susurró.

-No lo entiendo... Es humana no le debería afectar... Aún así, ¿Cómo ha llegado hasta ella?- preguntó Cory alterado.

-No es del todo humana...- cayó en la cuenta Jordan- Su madre era híbrida...

Poco a poco dejé de escuchar las voces de ambos y los mareos vinieron acompañados está vez de náuseas, y un hormigueo se me hizo presente en las manos.

Escuché mi nombre, como si me llamasen des de la lejanía, pero al alzar levemente la mirada vi que era Jordan quien me llamaba.

Únicamente podía escuchar con claridad mi corazón bombeando sangre de una manera muy acelerada.

No entendía que era lo que me pasaba... Sabía que Jordan y Cory habían estado hablando del acónito... Pero no era capaz de procesar la información.

Sentí las manos de Jordan a mi alrededor, levantándome del suelo y cerré los ojos con fuerza dejándome llevar por la sensación que sentía... Era inútil luchar contra aquello.


Desperté en mitad de la noche en la cama de nuestra habitación, hice memoria para saber que era lo que había pasado exactamente.

Miré mi ropa y vi que ya no llevaba el vestido de novia.

La oscuridad de la habitación iluminada únicamente por la chimenea me hizo darme cuenta de que eran altas horas de la noche... Aún no acababa de comprender que era lo que había pasado.

Y una sola palabra vino a mi mente, acónito...

No entendía como había llegado a ingerirlo... Aquel veneno solo afectaba a los hombres lobo, pero sabía que yo no era del todo humana.

Me incorporé en la cama y vi una figura de pie al lado de la chimenea.

-¿Claudine?- susurré adivinando quién era.

-Mack...- se acercó a mí con una falsa sonrisa en el rostro.

-¿Y Jordan?- pregunté con cautela.

-No tardará en llegar...

Asentí no muy convencida de como lo había dicho y me intenté poner de pié a lo que ella reprochó.

-Lo mejor será que descanses...- dijo ella obligándome a sentarme en la cama.

La miré y un mal presentimiento me inundó, algo no iba bien...

-¿Cameron?- pregunté yo- Le quiero ver, ahora- exigí.

-Me temo que no será posible...- rio ella macabramente.

-¿Y eso porqué?- pregunté al límite de mi paciencia.

-Porqué en estos momentos somos las únicas que nos encontramos en esta casa...






JordanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora